La generación de nuestros padres todavía ha tomado clases para aprender mecanografía. Sus hijos ya lo aprendieron desde la cuna.Una pequeña vista general de los temas más actuales acerca de los nuevos medios de comunicación.
Copiar, pegar y sin pensar
Se perderá el diálogo entre las generaciones a causa
de los „nativos digitales“?
La llamada generación „nativos digitales“ agrupa a aquellos jóvenes
nacidos durante o posterior a los años noventa, cuando ya existía la tecnología
digital. En otras palabras: los que no recuerden una vida sin Internet. También
existe el término de „inmigrante digital“ que, por lo tanto, son todos ellos
que han experimentado el proceso de cambio de la tecnología.
Claro es que hoy en día una vida sin Internet es inimaginable. La
cuestión es si por ese motivo los „nativos digitales“ pierden capacidades
interpersonales, como valorar el contacto personal o saber escuchar a alguien.
Igualmente, muchos educadores que obviamente pertenecen a la generación de los
„inmigrantes digitales“ denuncian la falta de análisis profundo en las tareas
escolares, tanto como la de concentración, constancia y paciencia.
Muchos profesores se sienten desbordados para enfrentarse a ese reto.
La habilidad del „multitasking“, que practican los jóvenes, es decir la
capacidad de hacer varias cosas a la vez, no es la forma de aprendizaje que
recibimos nosotros. Ellos son capaces de saltar de un tema al otro. Mientras
escriben un mensaje en el móvil están descargando una canción en YouTube,
chatean en Facebook y ven el último videoclip de su grupo musical favorito. Es
como si sus estructuras cognitivas fueran paralelas, no secuenciales.
Entretanto, hay investigaciones que manifiestan que los jóvenes sintonizan lo
justo para captar lo esencial y se aseguran de que tiene sentido. Esto es
exactamente lo que los profesores temen: la falta de reflexión y ocupación
profunda con una problemática. Pensar más allá de la solución superficial que
se encuentra en un clic echando una ojeada a la página de Wikipedia. Pero la
lógica del aprender paso a paso les cansa y lo ven obsoleto. Indudablemente, el
tener un buen entendimiento conviene al mundo en el que estamos viviendo, en el
que todo pasa a velocidad de luz y no nos da tiempo de recapitularlo. Aun así
se entiende a los profesores quejándose por la falta de atención en las clases.
Cada alumno esta sentado con el móvil en la mano izquierda y el lápiz en la
derecha. Mientras extraen la raíz de x teclean un mensaje corto al que esta
sentado en la fila de detrás. Están distraídos casi siempre.
Un otro aspecto de la era digital que da que pensar es la ausencia de
movimiento. De tanto engancho a la red, los jóvenes están sentados demasiado
tiempo. Los recuerdos de mi infancia consisten en jugar en la calle con los
amigos, construir refugios en el bosque, montar en bici, correr, hacer gimnasia
y demás. La vida pasaba fuera, independiente del tiempo que hacía y siempre con
amigos. Hoy, incluso los más pequeños ya están frente a la tele o al ordenador.
Pasan su valioso tiempo de infancia recibiendo estímulos dígitales que les deja
atrapados en el mundo virtual, pensando que es la realidad. Salir a la calle
les da pereza y sirve en todo caso solo para ir a casa de un amigo para estar
juntos frente a la pantalla. Moverse es una necesidad básica del ser humano. No
hacerlo, tarde o temprano, provocará problemas físicos consigo.
En cuanto a la comunicación, solíamos pensar que los jóvenes ya no se
comunican. Pero no. El caso es que se comunican mucho. Y diferente. Quizá
incluso demasiado, al menos para un ser „inmigrante digital“. Recuerdo que hace
unos años se quedaba con los amigos de siguiente manera: „¿Mañana hemos quedado
a las tres, no?“ „Sí, a las tres. Bueno hasta entonces.“ Y se quedaba a las
tres. Solo en caso de algún problema uno llamaba al otro al teléfono fijo para
avisarle. En la era digital la comunicación va por mensajes, instantáneos como
sigue:
kdms a ls 3?
ok, pro mjor 3 y 10
vnga bso
salgo d mi casa
stoy n l metro
stoy yegando
stoy abajo
abre
Pues se ve que hay comunicación. Incluso al estilo clásico
remitente-mensaje-receptor. Pero dudo de la necesidad de estas pequeñeces.En
entrevistas con „nativos digitales“, admitieron que chatean tanto con sus
amigos que cuando están cara a cara ya no saben qué contarse. Hay que
considerar también que la barrera psicológica está más baja al escribirse con
alguien que está frente a una pantalla que mirándole a los ojos sentados en una
mesa. Sobre todo, si no se conoce bien el método de escribir en vez de hablar
puede conllevar malentendidos por la ausencia de voz, gestos y mímica.
Total, que no hay duda de que la era digital nos ha traído muchos
avances. La rápida disponibilidad de informaciones y noticias tanto nacionales
como internacionales y la posibilidad de tenerlo siempre actual, la facilidad
de comunicarse con personas a miles de kilómetros de distancia, el ahorro de
tiempo al poder resolver los asuntos online sea el trabajo desde casa, negocios
bancarios o simplemente comprarse un par de zapatos en una tienda online. A
pesar de todo, veo el riesgo de que
desaparezca la intensidad que contienen muchas cosas. Un ejemplo: sin la cámara
digital pensábamos bien como sacábamos una foto. Tomábamos varios ángulos, la
luz y el diafragma en consideración para que nos saliera una buena foto. Y de
tal manera no solo desarrollábamos la creatividad, si que valorábamos más la
foto, ya que esperábamos con alegría al revelado carrete, luego recordábamos
cuando la hicimos, con quién y como fue el ambiente. Ahora sacamos la foto. No
nos gusta, pues a borrar y a sacar otra y otra y así podemos sacar mil fotos
hasta que la tengamos a nuestro gusto. En un clic lo vemos en la pantalla del
ordenador y para perfeccionarlo lo retocamos en un programa gráfico. Lo que
recordamos es que en ese día sacamos mil fotos y estábamos a punto de perder la
paciencia.
Para la generación de los „nativos digitales“ ya no existen cámaras con
carrete, ni discos que no parábamos de escuchar porque nos costaban un pastón.
Y no pasa nada, la evolución no se puede parar. Hay que tener en cuenta la
presión que pesa sobre lo jóvenes. Todos tienen el móvil de la última
generación, todos quieren seguir el ritmo y tomar parte en la vida que les
rodea. No se puede juzgar si el desarrollo de nuestra próxima generación es
bueno o malo. Pero nosotros somos los que hemos sentado la base y hemos de
encontrar una manera de una mutua enseñanza de normas y valores, habilidades y
talentos para no perder la comunicación entre las generaciones.
de Marie-Luise Ellingen
Las redes
sociales: ¿contribuyen siempre a facilitarnos la vida?
Las largas cartas que antes la gente se escribía y que
siempre eran esperadas con ansiedad, fuera para conocer novedades de la
familia, para leer unas líneas románticas o simplemente para comunicarse, han sido el medio de comunicación más común
durante mucho tiempo. En las últimas décadas, poco a poco, la carta escrita a
mano ha sido reemplazada por la tecnología, a pesar de que algunos
valoran el esfuerzo del autor al releer una carta después de mucho
tiempo por los recuerdos que
estas hacen renacer. En cambio, para otros, que tienen la mente abierta a
las ventajas que trae la tecnología en el ámbito de la comunicación, es motivo de satisfacción. Sobre todo, los
jóvenes son los que frecuentan las así llamadas plataformas sociales o redes
sociales, que se han proclamado como el avance más novedoso de la
tecnología.
A pesar de que la mayoría de la gente considera que estas
nuevas redes sociales poseen más ventajas que desventajas, es importante
mencionar las desventajas que son ignoradas gracias al avance de la modernidad.
Un punto muy criticado por los pedagogos es el hecho de que
los jóvenes inviertan la mayor parte de su tiempo en las redes sociales, lo que
afecta negativamente a la interacción social entre estos. La gran lista de
contactos, es decir, amigos cibernéticos, afecta no sólo el rendimiento
académico de los jóvenes, sino que también llega a convertirse en una adicción.
Sin dejara un lado que los jóvenes van perdiendo la capacidad de escribir correctamente,
la costumbre de abreviar e incluso inventar nuevas palabras para ahorrar tiempo
afecta inmensamente en el momento que los jóvenes se ven en la necesidad de
entregar un trabajo para la escuela y hasta para escribir una carta.
Otro punto no siempre considerado es el manejo de los
datos. Para poder participar en esos canales de expresión, espacios de debate o
intercambio de información hay que crear un perfil. Para eso, las plataformas
exigen datos personales y privados. Especialmente los menores, por ingenuidad,
pueden publicar detalles demasiados íntimos, como la dirección o el número de
teléfono. Los usuarios además comparten con frecuencia sus fotos privadas,
pensamientos o lo que están haciendo en ese momento con sus amigos. Pero sin
haberlo pensado, automáticamente publican no sólo información sobre ellos
mismos, sino también sobre los amigos, familiares o compañeros,
violando así la privacidad de estos. Otra de las desventajas que tienen las
redes sociales son el almacenamiento de datos, ya que una vez ingresados, jamás
serán borrados por la web y por consiguiente estarándel dominio público.
Adicionalmente a la falta de control sobre los datos, se puede dar el caso de que
un extraño se apodere de las informaciones privadas creando con ellos un
perfil. Hay quienes lo inventan con el objetivo de engañar, especialmente a los
y las menores de edad, lo que impide el reconocimiento de estos individuos en
el caso de algún delito como el ‘cibergrooming’, es decir, convencer a los
menores de posar desnudos o realizar movimientos eróticos ante la cámara.
Sin embargo, el peligro no sólo viene de extraños deambulando por las
redes, sino también de los propios amigos y contactos añadidos. El caso del
‘ciberbullying’ es muy común entre los jóvenes. Este consiste en que las
personas que tienen acceso al perfil del usuario, escriben comentarios con el
objetivo de molestar, burlarse y hasta amenazarle . Esta situación, en la
mayoría de los casos, afecta la
autoestima y la reputación del usuario.También podemos encontrar desventajas en el ámbito legal. Las redes no
advierten a los usuarios sobre los datos, fotos e informaciones que poseen
derechos de autor. Por tanto, los jóvenes en su mayoría descargan dichos datos
violando las leyes, lo que tiene como consecuencia el
pago de multas. Además, los usuarios aún menores de edad tienen acceso libre a
páginas de contenido prohibido por medio de los enlaces que han sido
compartidos por sus contactos. Todo esto lleva a una cadena de actos ilegales
por parte de los usuarios, a veces inconscientemente.
de Anne Gehrmann
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