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lunes, 28 de enero de 2013

La Corrida de Toros



El debate interminable sobre el futuro de una de las tradiciones más antiguas de España podría llegar a su fin dentro de los próximos años. La corrida de toros, ya prohibida en las Islas Canarias y en Cataluña, sigue pasando de moda y representa una tradición anticuada que los aficionados intentan mantener con tenacidad.
El gobierno municipal de Madrid ha decidido otorgar a la tauromaquia la categoría de patrimonio cultural inmaterial y espera que también sea parte de la Unesco. Lo que no tienen en cuenta los activistas en pro de las corridas es que hoy en día los jóvenes han dejado de interesarse por aquella tradición controvertida. Según un estudio realizado por Gallup, el 68,8 % de los españoles en el año 2002 no manifiesta ningún interés por el espectáculo brutal – una tendencia que empezó a perfilarse en los años 70, con un 45 % de la gente que se negaba a asistir a los eventos.
La concejal Paloma García Romero afirma que ha llegado “el momento de defender algo español que está sufriendo un ataque salvaje”. Parece lógico e importante que haya que conservar costumbres con tanta historia y fama. Pero los tiempos cambian y ¿por qué aferrarse a tradiciones que ya no afectan a la gente como lo hicieron décadas y siglos antes, y encima significan una tortura para los animales en cuestión? Sólo porque es una tradición con larga historia, eso no puede justificar el hecho de que se trate de maltrato de animales. Aunque los aficionados lo niegan, los animales ya sufren antes del espectáculo propio: les liman los cuernos para la protección del torero, los encierran en lugares oscuros para que estén ciegos cuando entren en la arena y otras barbaridades. Por no hablar de la corrida como tal, que consiste en tres etapas de actos dolorosos, culminando en el asesinato del toro ya gravemente herido.
Hoy en día, la tauromaquia ya no parece una acción conforme a la época. Se esfuerza en conceder a los animales derechos semejantes a los de los seres humanos y estos esfuerzos resultan cada vez más exitosos. Como consecuencia, se puede constatar desinterés y rechazo por formas de entretenimiento como la corrida de toros. Sobre todo, los jóvenes eligen otras oportunidades de pasar su tiempo de ocio, por ejemplo, disfrutando del deporte y de otras ofertas culturales. Lo que era una actividad de tiempo libre y diversión bastante popular en el pasado, ya no funciona en estos días y parece probable que eso conduzca a la desaparición de dicha tradición de la “vida cotidiana”.

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