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miércoles, 2 de julio de 2014

Corrida de toros

Corrida de toros: una tradición obsoleta

Las corridas de toros en España son consideradas como expresión de la cultura hispánica. En muchas fiestas, como en los Sanfermines en Pamplona, las corridas de toros son parte de la festividad. En algunas regiones del país las corridas de toros ya existen desde el siglo XVIII.
Una corrida de toros clásica consiste en tres partes: en la primera parte, el matador usa un “capote”, un pañuelo amarillo y rojo, para provocar el toro, y dos picadores le ayudan hiriendo al toro en la nuca con lanzas. En la segunda parte, se retiran los picadores y entran los banderilleros. Intentan picar al toro con banderillas, unas lanzas con cintas, que deben clavarse en la espalda. En la tercera y última parte del toreo, el matador depende solamente de sí mismo. Esta parte es la mas importante de toda la corrida y dura alrededor de ocho minutos. El matador usa un pañuelo rojo y una espada para matar al toro. Al llegar aquí, el toro ya está muy herido y con su estoque el torero trata de matar al toro con una punzada en la nuca. Después de la muerte del toro, el público o celebra al matador o, si no lo mató bien, muestra su descontento con pitidos. Los toreros exitosos son celebrados por la gente como héroes populares y miles de personas contemplan la acción en el ruedo.
Sin embargo, en los últimos años menos gente se interesa por la corrida de toros. En un sondeo de Gallup del año 2006 un 72,6 por ciento de los españoles indicó que no se interesa por esta antigua tradición. En algunas regiones de España, por ejemplo en las islas Canarias o en Cataluña, la tauromaquia ya ha sido prohibida. En este ensayo investigaremos si esta tradición merece ser conservada o debe ser suprimida. (Jakob T.)

En primer lugar, la corrida de toros es parte de la cultura del pueblo español desde hace siglos. Se argumenta en este sentido que la corrida de toros es un evento especial y típico español, en el cual el torero representa el orgullo español y se constituye como una manifestación cultural. La corrida de toros es una fiesta nacional desde el siglo XVIII en España. Asimismo, la corrida de toros es un aspecto importante en cuanto a la preservación de la identidad y la conciencia nacional y también se constituye como parte de la historia de España. En el campo literario la corrida de toros se cimentó desde su nacimiento y muchos filósofos y artistas españoles se dedicaron a este tema con mucha pasión (Mesa, 2014).
            En segundo lugar, el toro es un símbolo nacional de España y la muerte del toro representa un sacrificio ritual como parte del catolicismo popular español. En general, el toro se coloca en varios ámbitos y aspectos de la vida española y es un animal bravo que representa la fuerza y la fortaleza (Mesa, 2014). De hecho, la corrida de toros es una expresión artística, en la cual el toro es un protagonista principal junto al torero (Pitt-Rivers, 1997).
            Además, la corrida de toros es un escenario especial que apunta una forma de estética y de arte distinta. El torero y el toro son caracterizados por una cierta elegancia. Esta elegancia no es solamente revelada por los vestidos típicos del torero, sino también por la armonía de movimientos y la gesticulación particular que el torero asume durante la corrida de toros. El torero bien representa una cierta estética, pero en comparación con otros eventos artísticos, él no se convierte en un actor. En otras palabras, aunque la corrida de toros recuerde a un escenario de teatro, los hechos son bien reales debido a que el toro muere durante la realización del espectáculo y a veces el torero también. Por consiguiente, la mezcla de elegancia, estética, y el aspecto de realidad son los elementos que convierten la corrida de toros en un arte único (Mesa, 2014).
            La corrida de toros es un entretenimiento para los que lo siguen. Aunque no se trate de un deporte competitivo, ni de una obra de teatro o bien de una representación de la realidad, lo que sucede en la plaza de toros es en vivo y real, la corrida es un sacrificio ritual sangriento y luego una especie de festivo y celebración para los espectadores (Pitt-Rivers, 1997). También existe un aspecto económico en este sentido. No solamente los españoles acuden las plazas de toros, sino también turistas que quieren ver este espectáculo distinto.
            Finalmente, aunque estos animales mueren durante la corrida, antes de morir estos tienen una vida mejor en comparación con otros vacunos. Es decir, antes de que la corrida empiece, los toros son criados y tratados mucho mejor en comparación con otros animales de esta especie, criados por la industria alimentaria. (Raul C.)

Como indicado anteriormente, un argumento importante a favor de la corrida es que la tauromaquia es parte de la tradición española desde hace siglos. Aunque esto subraya que la tauromaquia preserva el estatus cultural en el país, no lo convierte en correcto: sí eso fuera razón suficiente para respetar cada tradición, también se tendría que aceptar por ejemplo la costumbre de la ablación femenina o cualquier otra tradición cultural en la cual se violan los derechos humanos (Salazar, 2013).
            Aunque en la corrida de toros se trata de violencia contra animales y no seres humanos ¿ con que razón se han prohibido las peleas de gallos, que también son una costumbre tradicional, en casi toda España (excluido Andalucía y Canarias) por motivos de la protección de animales, pero por otro lado, todavía siguen matando a los toros en el nombre de “arte y diversión”? Cuando la vida del torero se pone en peligro, es el único momento en donde el público se asusta. Pero la gente es insensible a los gritos de dolor del animal y cómo se desangra (Salazar, 2013). El hombre se cree en una posición en la cual cree tener el derecho divino para justificar y trivializar la muerte de los animales, aunque es moralmente inaceptable matar y torturar a otros seres sensibles, en particular por razones culturales y artísticas (Martín, 2013).
            Asimismo, dicen que la corrida es un acto poético y un arte distinto, en que el toro lucha por su vida y muere con honor. ¿ Pero cómo se justifica ese argumento, ya que es el ser humano quien pone al animal en la posición en donde no tiene otra posibilidad de luchar y defender su vida, para entretenimiento de los espectadores? Esto no es un aspecto honroso o artístico, sino se trata solamente de un acto violento en la apariencia de un espectáculo tradicional (Salazar, 2013). 
           Pero no es simplemente una lucha entre humano y animal, donde gana el más poderoso. Según estudios veterinarios, el toro tiene una desventaja muy grande, porque lo debilitan antes de la corrida. Por ejemplo, con el afeitado de los cuernos y el uso de fármacos y purgantes, que actúan como tranquilizantes, que pueden producir falta de coordinación y defectos de la visión (Martín, 2013).
            Un aspecto más es la paradoja moral. La iglesia católica por ejemplo, se beneficia de la corrida de toros, ya que es la dueña de la plaza de toros en Pamplona. La iglesia gana dinero con la muerte y la tortura de los animales inocentes. Curiosamente, los artículos 2415-2418 del “Catecismo de la Iglesia Católica” española tratan de la integridad de las criaturas de Dios. “Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas.“ (artículo 2418). Esto muestra que los participantes religiosos de la tauromaquia actúan en contra de sus dogmas católicos de ayudar a los necesitados. ¿ Pero no hay otra posibilidad que sea moralmente correcta y que no entre en conflicto con la religión? (Aranda Barandiain, 2010).
            Finalmente, es importante decir que la tauromaquia tiene su origen en los sangrientos juegos romanos y una forma anterior, parecida a la de hoy, que encontró su clímax popular en la Edad Media como espectáculo. Pero con las diversas y grandes posibilidades de diversión que exsiten en el presente no es necesario hacerlo a costa de la tortura de otros seres sensibles (Salazar, 2013). Si ya durante el gobierno del rey Carlos III (1735-1759) la corrida de toros se veía como una costumbre violenta y estuvo prohibida casi hasta el  año 1812, también tendría que ser eliminada en nuestra sociedad ilustrada (Martín, 2013). (Karoline W.)Formularbeginn

En conclusión, las opiniones sobre la tradición cultural de las corridas de toros en España son muy distintas. Existen tantos argumentos a favor como en contra de la conservación de esta herencia cultural. Pero en referencia a la tesis “Corrida de toros: ¿una tradición obsoleta?” se llega a una posición clara. Aunque es difícil evaluar un hecho que no afecta tanto a la gente fuera de esta cultura porque no la vivimos, se puede estar conforme con la opinión: las corridas de toros son parte de una cultura obsoleta. Eso ya se demuestra en el hecho que la tauromaquia se deriva de los sangrientos juegos romanos y la Edad Media. No se puede aceptar la tortura de toros, mientras devaluando los espectáculos crueles del pasado. Contra el argumento de que la tradición no se puede modificar, hay que mencionar que sí se pueden cambiar las tradiciones. En el pasado también llegó un momento en el cual abolieron los juegos romanos, aunque eran tradición. Si se analiza la tradición de las corridas de toros, hay que concentrarse en España. Es uno de los países más desarrollados del mundo y parte de la Unión Europea, un sistema que es sinónimo de la paz. De hecho, ¿cómo se puede unir el hecho de matar a un ser vivo con un país tan progresista?
Sencillamente, no se puede.
            Sin embargo, se puede argumentar que la corrida de toros es una forma única de arte. Pero el arte, en nuestra opinión, no hace daño a nadie. El arte no tiene que encontrar el gusto de todos, pero nunca hiere. Las corridas de toros, en cambio, sí lo hacen, y además matan.
Torturar a un animal hasta que no tiene otra oportunidad que luchar, ni es un acto poético, ni le da honor al animal. Solo destaca la ignorancia humana y la estupidez de creerse superior a otros seres vivientes. En obtener el poder de decidir sobre la vida y la muerte, el hombre se puede sentir digno por un momento.
También se puede contemplar todo esto desde otro punto de vista. No solo existen riesgos para el toro, sino también para el torero. ¿Qué pasa si el torero falla? ¿Qué pasa si el toro gana el duelo? Aquí también la repuesta es fácil: el torero esta en peligro mortal. Normalmente, en nuestra sociedad está prohibido realizar actividades que pongan en peligro la vida. Pero aquí también se percibe la ignorancia humana, al creerse fuerte e invencible. Lo que se olvida es que, si el hombre es tan vulnerable como el toro, lo es porque, igual si somos seres humanos o animales, todos somos seres vivos. Hay que darse cuenta del peligro de esta tradición obsoleta y añadir eso como otra razón importante para la abolición de las corridas de toros. 
          De hecho, aunque la corrida de toros es una tradición española desde hace siglos, los tiempos han cambiado. Siempre llega un momento en el cual hay que decidir si se puede seguir como antes o si será mejor cambiar. Hoy en día, España ha llegado al momento de cambiar. Y al contrario de lo que dicen muchos: el cambio no siempre es para mal. Muchas veces un cambio guía hacia tiempos mejores. (Sarah L.)

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