Blog de aula de la Universidad de Colonia

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viernes, 5 de julio de 2013

Las corridas de toros

Por todo el mundo es conocida la tradición polémica de la tauromaquia, la cual fue declarada como Fiesta Nacional de España durante la dictadura de Franco. Una corrida de toro se divide en 3 tercios: el tercio de varas, el tercio de bandarillas y el tercio de la muerte. En el primero tercio el picador introduce una lanza de madera con un objeto punzante para desgarrar la carne del toro. Durante el segundo tercio bandarillas, que son lanzas de madera decoradas con los colores de la bandera española, entran en acciόn. Finalmente, en el tercero tercio una hemorragia es producida por el estoque. El sufrimiento del toro termina con una cuchillada en su corazόn. Al final el matador corta las orejas del toro y se los lleva como trofeos. Aunque parece evidente que el animal está expuesto a un sufrimiento atroz, hay mucha gente a favor de las corridas de toros defendiendo la tradición española. ¿Pero qué es más importante: Guardar una costumbre de una cultura rica y antigua o proteger los derechos de animales?



Ensayo de Anna Mueller


¿Sería la tradiciόn una forma de justificar el toreo?

"El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo”.
Esta cita de Federico García Lorca muestra el entusiasmo de un español tradicionalista por las corridas de toros. Sin duda, las corridas de toros son uno de los espectáculos más conocidos de España y su asociaci
όn con el país es tan famosa como la relaciόn entre un español y su orgullo. Quizás sea la combinaciόn de los dos la responsable  del éxito de las corridas. Según Ernest Hemingway, “el honor- el pundonor- , para un español, es tan real como el agua, el vino o el aceite de oliva”. Ser un torero es un honor enorme para un español debido a que el torero puede medirse con el símbolo de bravura: el toro bravo. Esta antigua especie de toros, que sόlo se conserva en España, no solamente representa el valor sino también la fuerza y la belleza. Por supuesto, los seguidores de esta manifestaciόn de cultura antigua llevan luchando muchos años por el mantenimiento de esa tradición contra la resistencía de los protectores de animales.
Desde el punto de vista de un protector de animales, en las corridas de toros se producen muertes crueles  que estan justificados por ser una tradición importante. ¿ Pero tienen los protectores razόn con su acusaciόn? ¿ Es verdad que los españoles ocultan el maltrato de los toros detrás de su tradiciόn? 
Para los activistas de PeTA es un caso obvio de que la tradiciόn puede funcionar como justificación de una tortura cruel.
Para comprender mejor, es necesario que conocer el curso de una corrida. Empezando con el paseíllo, un cortejo desfila ante el público en la arena. El evento consta de tres partes ( tercios): el tercio de Varas, el tercio de bandarillas y el tercio de muerte. En el primer tercio el diestro torea con el capote. Un picador introduce una lanza de madera con un objeto punzante ( la puya) al toro. En la segunda parte , que se llama “la suerte de banderillas” , los banderilleros ponen al toro tres pares de banderillas, que son lanzas de madera decoradas con los colores de la bandera española. En el último tercio el matador torea con la muleta en vez de con el capote para tomar la espada y matar al toro.
Al final el matador corta las orejas del toro, las cuales cuentan como trofeos.
Parece una lucha igualmente peligrosa para el toro y el torero, pero para los oponentes de las corridas no es así. Según ellos, el espectáculo no es un torneo justo, de manera que los toreros pueden estar orgullosos de sus victorias sobre los toros. Las preparaciones para la corrida empiezan algunas semanas antes de que los toros salgan al ruedo. A causa de su naturaleza tranquila y bastante pacífica, el toro es un animal que normalmente huir y se tiene que manipular antes. Un medio para debilitarlos es , por ejemplo, limar los cuernos (“afeitado”). Así el toro pierde su única defensa. Asimismo hay casos en los cuales se untan los ojos de los toros con vaselina para disminuir su visi
όn o  ponen algodόn en la nariz del toro para dificultar su respiración. Por supuesto estas prácticas están prohibidas por el mismo reglamento taurino, pero todavía se encuentran casos, confirmados por veterinarios, en los que se realizan esas torturas antes de una corrida.
De esta manera, el toro no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir a una corrida.
Por otro lado, los defensores de la tauromaquia se refieren no solamente al origen prehist
όrico, sino también a la importancia económica de las corridas. La biblia ya habla de los sacrificios del toro en honor de la justicia divina, y por eso a veces todavía hay capillas en o al lado de las arenas, donde los toros se sacrifican para el santo de la parroquia correspondiente.
El antecendente más evidente de la tauromaquia es el circo romano. Después, durante la Edad Media, los aristócratas también alanceaban toros en torneos medievales para mostrar su fuerza militar. Finalmente, las corridas de toros fueron elevadas a la categoría de “Fiesta Nacional de España” por el dictador Franco. Como una manifestaciόn de cultura muy antigua, los españoles continuaban luchando contra los toros bravos en fiestas grandes que no solo atraen a los nativos, sino también a muchas turistas de todo el mundo. Dado que algunas regiones de España dependen econόmicamente del turismo, los defensores abogan a favor del mantenimiento del torneo. En el año 2006 el sector taurino creó 70.000 nuevos puestos de trabajo y la cifra anual de ganancias se elevό a 1,5 mil millones de Euros.
En cambio, los protectores de animales argumentan que el 90% de los espectadores no quieren asistir a otra corrida después de haber visto  una. Pues también el gobierno de Cataluña aprobara  una ley que prohíbe las lidias desde el 1 de enero de 2012. Al lado de la mayoría de los  diputados nacionalistas que han votado por la proposiciόn de ley, hay algunos diputados socialistas que han reclamado declarar la fiesta de toros de interés cultural general, para que sea protegida y subvencionada por la UE. 
Y aunque algunas personas defienden las corridas con su religiόn, en la práctica la iglesia incluso ha condenado las fiestas en que se torturen animales. El papa Pío V los acusό como “espectáculos torpes y cruentos” y Juan Pablo II citό los salmos 103 y 104, en los cuales se dice que el hombre saliό de las manos de Dios y no se hace distinciόn entre los hombres y los animales.
Para terminar y resolver la pregunta, si la tradiciόn puede justificar el maltrato de los toros, es necesario echar un vistazo al pasado. Si nos acordamos de los tiempos de la esclavitud o la segregaciόn racial se manifestará que  errores se cometieron pero podemos aprender de ellos. En el pasado la opresiόn de las mujeres o la esclavitud eran costumbres también y formaban una tradiciόn, que hoy en día está considerado como desprecio de la dignidad humana. Quizás a veces  lleva tiempo comprender lo que es justo, pero estoy segura de que la historia y sus tradiciones no pueden perdonar la violencia y la tortura.


Ensayo de Luisa Bachmann


Las Corridas de Toros
Ensayo de Luisa Bachmann

Por todo el mundo es conocida la tradición polémica de la tauromaquia, la cual fue declarada como Fiesta Nacional de España durante la dictadura de Franco. Una corrida de toro se divide en 3 tercios: el tercio de varas, el tercio de bandarillas y el tercio de la muerte. En el primero tercio el picador introduce una lanza de madera con un objeto punzante para desgarrar la carne del toro. Durante el segundo tercio bandarillas, que son lanzas de madera decoradas con los colores de la bandera española, entran en acciόn. Finalmente, en el tercero tercio una hemorragia es producida por el estoque. El sufrimiento del toro termina con una cuchillada en su corazόn. Al final el matador corta las orejas del toro y se los lleva como trofeos. Aunque parece evidente que el animal está expuesto a un sufrimiento atroz, hay mucha gente a favor de las corridas de toros. Este ensayo va a monstrar que esta gente está equivocada y que la tradición de la tauromaquia es una tortura que se debe prohibir.

Los defensores de las corridas de toros afirman que el toro no siente dolor porque tiene un sistema nervioso particular. Si realmente sería así: ¿Porque entonces el toro siente cuando una mosquita se siente encima de él? Reacciona a sentimientos mínimales así que se puede admitir que una punzada en el pecho provoca un sufrimiento infernal. Además cuando el toro recibe un pinchazo se pone a gritar que indica muy evidentemente que el animal está sintiento dolor.
Otro argumento de los defensores es que el toro bravo nació para la lucha y que sin corridas no habría ningún toro bravo y que entonces desaparecería. A lo que hacen caso omiso es que el toro bravo solamente es una “creación” hecha por el hombre. No hay “toros bravos” en natura, simplemente existen toros como animales hebrívoros. El hombre manipula a la natura para crear un animal que está dispuesto a lidiar. Para eso lo crian. Es decir que el hombre interviene en el proceso natural del animal para que reciban una creatura que satisface a sus intereses “deportivos”. Aquí no hay ningún motivo de interés en proteger un animal del peligro de la extinción.
Se podría argumentar que el toro muere dignamente. ¿Pero que precio tiene morir dignamente? Sobre todo: ¿Qué le importa un toro si muere con dignidad? El proceso de morir para el animal es muy asfixante y además muy lento. Siente mucho dolor y seguramente no se puede consolar con el pensamiento en que está muriendo dignamente.
El argumento más fuerte de los defensores es que la tauromaquia es una tradición y una parte de cultura muy arraigada en la sociedad española que hay que mantener. ¿Pero no es una tradición un proceso contructivo; no destructivo y de muerte? Todos los pueblos o naciones tenemos nuestras tradiciones y se suele estar orgulloso de su propia tradición. Lo que se pregunta en este caso es si realmente se puede estar orgulloso de un asesinato, de una tortura. ¿Qué hombre puede decir con orgullo que la tradición de su país es ver el sufrimiento y el mieto atroz de un animal vivo cuyo culmen es la muerte? ¿Cómo puede ser la tortura una tradición popular? Torturar un animal hasta que muere parece un crimen. Es maltrato de animales. Y parece increíble que incluso haya gente a que le gusta ver todo ese “espectáculo”, gente que disfruta ver como un animal es torturado hasta que muere.

Para concluir hay que decir que la tradición de torturar y maltratar a animales sigue siendo un crimen increíble. Criar un animal que siente dolor como cada ser vivo para después torturar y matarlo ante un público es un “espectáculo” que se debe prohibir. No puede ser permitido tratar seres vivos así – incluso no para pura animación de la gente. Aunque la prohibición de las corridas de toros significaría la eliminación de una tradición española, es necesario hacerlo. Un “deporte” tan cruel y horroroso no debería ser permitido en ninguna parte del mundo. Hay que convencer a los defensores de la tauromaquia, que lo ven todo de color rosa, de que su afición por la tradición es una afición por un crimen.


Ensayo de Federico Zogheri De Simone
Reflexiones de carácter ético: toros e hipocrisía
Dicen que para el torero el momento más bonito de su carrera es salir de la arena a hombros, después de una extraordinaria exhibiciόn, mientras la multitud grita y aplaude. Dicen también que lidiar al toro es un noble encuentro entre dos fuerzas que se contraponen, que apasiona más que un partido de futbol o un concierto de música clásica. Afirman incluso que la corrida de toros no es la única ocasiόn en que el hombre hace sufrir los animales para una finalidad sádica y no necesariamente indispensable. Algunos llegan, por tanto, a concluir que sería hipόcrita cerrar para siempre los toriles, añadiendo además que todo eso es un arte.
Yo no quiero poner en duda todo eso. Si tanta gente tiene estas opiniones, querrá decir que una huella de verdad la tienen. Y además, es positivo discutir sobre este tema, porque es una prueba de que la sociedad piensa, evalúa hechos concretos y actúa una especie de movimiento ideolόgico.
Yo no estoy en condiciόn de negar categόricamente la importancia artística, cultural y social de las corridas de toros. Pero hay que ser coherentes. Es verdad, el toreo es solamente uno de los muchísimos casos en que los animales sufren y, desgraciadamente, pierden la vida, por causa de las ganas de predominio del hombre. ¿Pero se puede considerar esto suficiente para hacer desistir a las autoridades a no eliminar la corrida?
Eso no es coherencia. Eso es solamente una justificaciόn, una excusa que no quiere ver la realidad, o peor, que no quiere hacer nada concreto para cambiarla, o por lo menos, para mejorarla. Acabar con estas exhibiciones no significará liberar para siempre todas las especies animales del suplicio querido por el hombre, claro. Pero ya esa algo: es un pequeño, pequeñísimo paso que propio el hombre podría dar para empezar a remediar a sus errores. Solamente de esta manera serán posibles, en el futuro, otros pasos que llevaràn a una sociedad màs justa y que permitirán que cada vez más personas tomen conciencia de los hechos del mundo.
Si hablamos del proceso de sensibilizaciόn del hombre con respeto a los animales no podemos no mencionar el ejemplo de los vegetarianos. ¿Qué tienen a que ver ellos con el toreo? A primera vista, nada. Pero si habláis con uno de ellos, os dirá con mucha probabilidad que no come carne principalmente para no comerse a sus semejantes, pero también porque quiere monstrar un ejemplo positivo. Es frecuente oír la opiniόn de los vegetarianos, según la cual su comportamiento y su respecto de los animales puede ser el comienzo de un proceso que llegue a construir una sociedad más justa y sensible.
Claro, como todos los procesos sociales, el que quieren los vegetarianos necesitaría mucho tiempo; la carne es un alimento base para muchos, y quitarla de los escaparates de los supermercados no es tan fácil. Pero el ejemplo de los vegetarianos empezaría un proceso de sensibilizaciόn en la mente de los demás, y quizás algunos cambien su alimentaciόn.
Lo mismo, en mi opiniόn, pasaría con las corridas de toros. Si hay cambios en la sociedad, como por ejemplo lo de cerrar los toriles, estoy convencido de que también la mentalidad de la gente pueda empezar a cambiar, poco a poco. Entonces me pregunto por qué no intentar parar estos espectáculos de muerte, en los que los toros sucumben presa de espasmos y terribles muecas de dolor.
Ensayo de Ronja Heydecke

LAS CORRIDAS DE TOROS

En España el tema de las corridas se polemiza mucho. En Latinoamérica, en muchas regiones el toreo ya no se practica, es más, está prohibido. En España, especialmente en Cataluña, también hay prohibiciones que provocan discusiones y disputas entre nacionalistas, defensores de la cultura, protectores de animales y los cabideros de la gente que se beneficia de Las Corridas.
Primero, se argumenta que una corrida sòlo es una demonstración de violencia contra animales y un espectáculo de puro salvajismo. ¿Pero es esta realmente la única razón grave que condiciona una prohibición? ¿ No parece un poco hipócrita suprimir una parte de la cultura española mientras se acepta que un langosta se quema cruelmente en un cazo de agua hirviente sólo para que su carne sepa más delicado? ¿O mientras un cangrejo, que al pescar se le amputa cruelmente una de sus bocas y después se echa otra vez atrás al mar para que la boca sobrada se cresca extremadamente grande? ¿Por qué el sufrimiento de otros animales no es un tema político tan importante?
Regresemos al toreo. Por supuesto no se puede negar que una corrida significa la muerte del toro. Y teniendo en cuenta que el camino hasta su muerte está lleno de sufrimiento y dolores infernales, parece inimaginable que la gente se divierta y celebre viéndolo.
Tampoco se puede ignorar que no sólo el toro y el torero se hieren; frecuentemente también los espectadores son heridos por el toro que, loco por su dolor y sin alguna orientación, se vuelve agresivo. Con vistas a la peligrosidad de una corrida, este riesgo nunca es sostenible.
¿Es posible decir que se gasta la vida del toro solamente por motivos crueles y sádicos?
Las corridas forman parte de la cultura española. Representan un fragmento de la vida social desde hace siglos y están arraigadas muy profundamente en la historia del país. Consiguentemente no se tiene el derecho de minimizar o incluso reprimir la práctica de un patrimonio cultural.
No obstante, se puede llamar este ritual desfasado. Quizás en la Edad Media, cuando también se celebraban combates de caballeros y ejecuciones, las corridas correspondían al idea moderna de un evento. ¿Pero hoy en día? El ser humano ha conciencado de que se ha comportado de firma inhumana, barbárica y salvaje. Y a pesar de este conocimiento, es posible demostrar violencia contra un animal desamparado en  público.
Evidentemente, en el mismo momento, se debe alegar que nadie está obligado a visitar una corrida o participar en una. Cada uno tiene la libertad de decidir por si mismo. Ser libre de hacer lo que se quiere hacer es un derecho fundamental y constituye en parte la vida humana.
Como cada uno por sí mismo puede decidir comer un langosta o un cangrejo, que son hervidos vivos, sin mala conciencia, también sería libre de optar por o contra una participación en una corrida. Sólo prohibirlo, sin preguntar al pueblo de España, es irrespetuoso e injusto.
Además, y esto parece ser un argumento poco considerado, un sector económico entero se hunde. No sólo los organizadores pierden sus ganados, también los toreros se quedan en el.
Aparte,  las granjas de cría de los toros padecen la pérdida de fuente principal de
ingresos. Es decir que, para coger este fracaso se necesita un montón de pagas indemnizatorias, va a costar milliones.
Concluyendo se puede decir que está justificado discutir sobre las corridas. A los animalistas no les puede privar el argumento que el toreo representa una práctica cruel, violento y sobre todo desfasado para las generaciones de hoy. Ahora bien, se tiene que considerar que forma parte arraigada de la cultura española y que hay ciudadanos españoles que ganan su vida toreando.
Yo personalmente pienso que ninguna tradición o ritual cultural puede exigir un sacrificio de un ser vivo. Bien es verdad que como carne y frecuentemente ni siquiera sé, si el animal tenía una buena vida, pero estoy segura de que tenía una muerte breve y casi sin dolor. En cambio, hacer sufrir a un animal tanto tiempo para mí significa un auténtico maltrato a los animales. Y, esto incluso en público. Quizás en tiempos antiguos era adecuado, pero hoy hemos aprendido que no es correcto.  Al mismo tiempo, yo apoyo el punto de que cada persona debe tener la posibilidad de resolver este conflicto por sí misma y decidir de acuerdos con su propia conciencia. Yo no condeo a nadie que quiere a participar en una corrida. Además, tengo que confesar que ni he visto nunca ninguna, ni he crecido en la cultura española, especialmente con la parte de las corridas. Así que no puedo valorar qué fuerte y qué real es la idea del toreo en las mentes de la gente. Por lo cual, finalmente, sólo puedo repetir que es una tarea personal ahondar en la discusión sobre las corridas de Toros.


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