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martes, 2 de julio de 2013

La violencia contra las mujeres



La violencia contra las mujeres

La violencia contra las mujeres no sólo es un fenómeno del pasado, sino que es un tema muy actual. Además existe en todo el mundo, en todas las clases sociales, en todas las culturas y afecta a todas las edades.
Hay una multitud de razones que causan la violencia de género, por ejemplo, la religión, la ideología, la evolución, el desarrollo de la emancipación y la sensación de poder masculino.
Aunque los derechos de las mujeres se establecen cada día más, todavía hay muchos casos en los que las mujeres deben luchar por su libertad y contra la opresión masculina.


España: ¿País protegido contra la violencia de género?
por Melanie K.

España es un país con leyes y varios programas de protección a las mujeres. Por ejemplo, el artículo 178 del Código Penal que “establece penas de cárcel de uno a cinco años para ‘el que atentare contra la libertad sexual de otra persona, con violencia o intimidación‘“.[1] El artículo 179 establece penas de cárcel de seis a doce años para agresión sexual como la falta de consentimiento para el contacto sexual.[2] Por otra parte, hay organizaciones como la Cruz Roja Española que ayuda a mujeres víctimas de violencia de género.[3] Además está el apoyo gubernamental, por ejemplo, del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Se podría imaginar que la tasa de violencia es  baja.

Pero las cifras hablan otra lengua: Dentro de cuatro años, desde 2007 hasta agosto de 2011, 1.141.110[4] mujeres en España buscaron ayuda de las autoridades porque fueron maltratadas por su pareja. Según las estadísticas, puede ocurrir a cualquier mujer de 21 a 50 años que se encuentre en una relación de pareja. 32 de las 47 víctimas mortales del año 2011 se encontraban en ese grupo[5]. La gravedad del problema de la violencia de género se ve en los siguientes números: De 2007 a 2011 unas 270.000 mujeres llamaron a una línea destinada a asesorar a mujeres víctimas de agresiones de género. En otras palabras: 185 al día[6]. La cifra oculta de los casos es más alta.

Con respecto al año 2010, las violaciones cometidas por hombres aumentaron en un 28.6% en 2011[7]. La mayoría de los asesinatos y la violencia contra las mujeres en general son actos violentos domésticos.

¿Qué va mal? ¿Cómo es posible que en un país como España haya una tasa de violencia contra las mujeres tan alta?
Tanto en España como en otros países falta de personal cualificado. Se puede imaginar que las autoridades están totalmente desbordadas cuando hay miles de mujeres en busca de ayuda. Además hay que superar la burocracia que es un problema inmenso.
Por ejemplo, en octubre de 2012 había 98.016 mujeres en busca de ayuda policial, pero tan solo el 17.4 % de ellas contaba con esa[8]. Las que tienen la fuerza de denunciar suelen esperar medio año a la resolución judicial de la sentencia. Es demasiado largo. En algunos casos, una sentencia de muerte.

Y las mujeres que denuncian a su maltratador son pocas. Los razones son varios. Por ejemplo temen el estigma social y, si el agresor es una persona conocida, la barrera psicológica es más alta para denunciarla. Además existe el problema con las extranjeras sin papeles que se encuentran forzadas a aguantar la violencia e insultos de su pareja, temerosas de una deportación al momento de denunciarlos.

Así predomina una imagen falsa de seguridad de las mujeres en la sociedad española, como en la de todas partes del mundo. Los medios de comunicación apenas informan de la violencia de género. Solamente cuando hay otro asesinato se presta atención a ese tema. Por consiguiente, es más importante concienciar de que las mujeres siguen sufriendo el machismo. Por ejemplo, en ocasiones como “One Billion Rising“ el pasado día de San Valentín, la mayor acción global para acabar con la violencia de género en la historia de la humanidad.
Se tendría que emplear más dinero para la prevención de la violencia y el apoyo a las víctimas para que ellas puedan reforzar su seguridad en sís mismas. Sobre todo, lo más importante es prestar atención al tema y nunca dejar de luchar y denunciar.




¿Violencia contra mujeres en nombre de Dios?
por Nina K.


Malala es la más joven nominada para el Premio Nobel de la Paz. Pero, el motivo de su designación es muy triste. Sobrevivió un intento de asesinato de los talibanes en su patria, Pakistán. Los hombres la atacaron a causa de que Malala no dejaba de luchar por su derecho a la educación e ir a la escuela. Malala tenía sólo once años.

Muchas mujeres y niñas intentan huir de la opresión y de la violencia de sus maridos o
parientes para vivir una vida autónoma y libre. Sin embargo, la lucha no es fácil para ellas. En familias musulmanas ,con estilos de vida muy tradicionales, desde sus infancias los niños son preparados para sus posiciones sociales. El niño va a ser el que trae el pan a casa. Desde luego, esto no es lo único. También va a ser el tutor de la mujer y el poseedor de la mujer. Los hombres supervisan la pureza moral de las mujeres frente la sociedad. La niña tendrá que encargarse de los deberes domésticos. Son forzadas a subordinarse a sus maridos en todos aspectos, incluso el aspecto sexual. En consecuencia, a veces no se trata a las mujeres como una persona individual, sino sólo en un contexto familiar, como una madre, una mujer, una hermana, hija, etc.

Las mujeres cargan con la responsabilidad de preservar el honor de la familia. En muchos casos un rumor puede ponerlo en peligro. La autodeterminación de las mujeres entra en conflicto con el poder masculino y el orden social de la sociedad. Si una mujer traiciona el honor de la familia por una relación fuera del matrimonio, el rechazo del matrimonio o algún comportamiento deshonesto, su familia tendría que regenerarlo. A las malas por un crimen de honor, en caso de que no se pueda hacer a las mujeres entrar en razón con violencia u otros hostigamientos. Con frecuencia las mujeres no logran huir, si el consejo de familia decida el asesinato. Jurídicamente, el crimen de honor no recibe un castigo muy duro porque, en general, la política y la sociedad aceptan este crimen.
Los hombres musulmana instrumentalizan una y otra vez diversos versos del Corán justificando la opresión de las mujeres y niñas y el hecho de castigarlas y matarlas.

¿
Es la religión efectivamente responsable de la violencia contra mujeres?
Es verdad que en algunos versos del Corán y sus traducciones no se puede indicar con claridad. Es posible, con una intención correspondiente, interpretar estos versos contra las mujeres. Por ejemplo, dicen:

"Si teméis que se rebelen las mujeres, entonces amonéstalas, evítalas en la cama de matrimonio y golpéalas! Cuando vuelvan a obedeceros, no hagáis nada contra ellas." (4,3) Sin embargo, hay muchas personas que van en contra de eso. Dicen que la ignorancia de las Leyes de Alá resultan en el abatimiento y el deshonor de las mujeres.
Esto implica que la religión, todo lo más, representa un aspecto secundario. La interpretación y las tradiciones anticuadas, las que siguen viviendo en las cabezas, causan el comportamiento mencionado. Las personas en las aldeas tradicionales a menudo no conocen los versos del Corán coloquial. Transmiten a sus familias lo que han aprendido en su propia educación.
Referente a esto, la cultura y la religión están relacionadas.
La opresión de la mujer no es consecuentemente un problema de la religión musulmana, como se dice a veces en la retórica occidental, en particular después del 11 de septiembre.
Puesto que el crimen de honor y la violencia contra la mujer no son fenómenos únicos de Islam. Pero cuando un hombre americano mata a su mujer a causa de adulterio, no habrá un titular "Americano cristiano mata a su mujer"; por el contrario, cuando un musulmán perpetra un crimen inmediatamente la religión entra en juego. Aunque la religión cristiana en ese punto no se diferencia mucho. En Latinoamérica y África las mujeres sufren igualmente de la opresión. El mundo es en parte un mundo moderno con tradiciones antiguas.

El más grande obstáculo para prevenir y reducir la violencia contra las mujeres y niñas es que no se habla de los problemas. Muchas víctimas no conocen a las personas o las organizaciones que proporcionan ayuda. El conocimiento y la educación son los criterios más importantes para reducir el número de víctimas. Esto es indispensable para eliminar la dependencia de las mujeres de sus maridos.
Pero últimamente se han empezado a adoptar medidas preventivas, por ejemplo, programas de ayuda, campañas. Las mujeres irán siendo más conscientes de sus derechos y romperán el silencio. Sobre todo en las Revoluciones árabe. Las mujeres luchan y llaman la atención del mundo ante situaciones intransigentes. En última instancia, las mujeres no luchan contra la religión sino contra las opiniones anticuadas y patriarcales, en todo el mundo.


La violencia contra la mujer como el lado oscuro de la emancipación
por Luzie W.

Hubo un tiempo en que los hombres eran los únicos sustentadores de la familia, saliendo de caza para matar los animales, liberando testosterona que causan ganas de matar y un gusto por la violencia. Durante todos los años los hombres han seguido siendo el sexo fuerte. Pero ¿qué pasa con la masculinidad hoy, en tiempos lejos del antiguo reparto de roles pero en medio del proceso de la emancipación femenina?

No debemos ignorar el hecho de que la violencia contra la mujer aumenta al mismo tiempo que la emancipación se establece cada día más. Considerándolo, es lógico preguntar por la relación entre los dos hechos. ¿Aumenta la violencia contra las mujeres porque se están emancipando del papel tradicional?

Por supuesto ne se puede encontrar el fenómeno de liberarse del papel tradicional, puesto que algunos todavía están marcados por una imagen muy conservadora y los repartos de roles clásicos todavía persisten, es decir, el hombre representa la cabeza de la familia y el sustentador único mientras la mujer queda en casa y está sujeto al querer del esposo. Pero especialmente en los países avanzados ha cambiado mucho referente a la imagen de la mujer.

Además se puede observar el incremento de la violencia contra las mujeres en varios países del mundo. Por ejemplo, es seguro que en Turquía la violencia masculina aumenta constantemente, de manera que actualmente en ciertos casos el 62% de los hombres turcos está a favor de la violencia contra sus esposas porque así las pueden disciplinar[1]. Pero en absoluto no se debe comprender este desarrollo como un fenómeno turco. Para ilustrar que se trata de un problema mundial, podemos tomar por ejemplo Brasil donde la violencia contra las mujeres ha aumentado 200% en los últimos 30 años, o en Urugay en 2012 se averiguó un aumento de la violencia doméstica de 28,7% en relación con 2011[2] y en India las violaciones sexuales han aumentado 873% ente los años 1971 y 2011[3]. Sólo son tres ejemplos pero representan el desarrollo de la violencia masculina también en muchos otros países y clases distintas. Pero ¿por qué los hombres sienten cada vez más la necesidad de disciplinar a sus esposas a través de la violencia?

La repuesta es tan fácil como inquietante: las mujeres se han levantado de su represión y ahora exigen la igualdad entre los géneros. La emancipación es un paso importante en esta dirección y, por tanto, necesaria. A lo largo de los años las mujeres se han vuelto personas más seguras de sí mismas, más independientes y fuertes que antes. Con el aumento de la  libertad y autodeterminación, su vida ha mejorado notablemente, ofreciéndoles muchas oportunidades de vivir su vida como quieren. Y en muchos países avanzados tienen éxito: han cambiado el hogar y la educación de los niños por la carrera, van a la universidad, conquistan los departamentos de ejecutivos en todo el mundo, van determinando la política, son inteligentes, cultas y trifunantes. En todas partes las mujeres están en el carril de adelantamiento y hacen sombra a los hombres que, antes de registrarlo, van perdiendo su estatus del sexo fuerte.

Sin duda, la mayoría de los hombres asocia masculinidad con fuerza. Antes los hombres podían dar prueba de su fuerza cazando y matando animales. Pero ¿qué queda de esta fuerza masculina hoy en día? La emancipación de la mujer exige un hombre nuevo que se adapte al desarrollo de la emancipación participando en la educación de los niños y convirtiéndose en amo de casa. Ahora bien, muchos hombres oponen resistencia a la nueva imagen masculina porque todavía se definen a través del papel tradicional marcado por la fuerza, la superioridad y el poder. Bien es verdad que los tiempos han cambiado pero las ganas de violencia y sentirse fuerte que todavía provienen de la Edad de Piedra no han desaparecido. Por eso el hombre moderno todavía busca oportunidades para acceder a su deseo por la violencia. En el tiempo después de la Edad de Piedra cuando se disminuyó la necesidad de dar caza a las animales, la mujer se ha convertido en una víctima de la fuerza masculina. Como los hombres siempre habían dominado a las mujeres, la actual liberación de la mujer causa una crisis de masculinidad.

A saber, la base de esta crisis está marcada por la perdida de superioridad, puesto que el avance de la mujer causa una reducción del control y del poder masculino en la jerarquía familiar y distintas áreas de la vida. Mientras las mujeres ganan cada vez más influencia, los hombres tienen miedo de perder su domino y exclusividad. Por muy positiva que sea la emancipación, a muchos hombres no les gusta el hecho de que las mujeres entren en el mundo masculino sin que se lo hayan pedido.

Consiguientemente, puede ser que algunos hombres vean la violencia como una posibilidad de conservar su superioridad hacia la mujer. La brutalidad muestra sin duda el poder del sexo masculino, y por la violencia siempre puede mantener el sentimiento de ser más fuerte que la mujer. ¿Así se puede denominar la violencia de género como el lado oscuro de la emancipación? Sea como sea, no se puede ignorar las posibles relaciones que seguramente existen. La violencia hacia el sexo femenino no debe ser tratada como un efecto secundario indeseado pero normal de la emancipación u otra causa.

Finalmente quería descir que este texto ni debe ser entendido como una justificación del comportamiento violento de algunos hombres ni como la única explicación referente al incremento de la violencia masculina. Sólo es una manera de examinar este hecho y tal vez la emancipación sólo sea una cosa entre muchas que causan el aumento de la violacion masculina. Sobre todo este texto quiere estimular a pensar y plantear las preguntas ¿Cuándo es un hombre realmente un hombre? y ¿Por qué asociamos hombría con violencia?

En suma se puede fijar que la convivencia de los géneros no funciona si cambia lo femenino pero no lo hace lo masculino. Nuestra sociedad necesita una modernización de la hombría fuera de agresividad y brutalidad contra el sexo femenino. Los hombres tienen que comprender que en verdad la violencia es un señal de debilidad y pobreza miserable que nunca detendrá la emancipación de la mujer.



[1] Irvene Helado: El 62% de los turcos está a favor de la violencia contra las mujeres, 2013, http://europauniversal.blogspot.de/2013/04/el-62-de-los-turcos-esta-favor-de-la.html (29.06.2013)

[2] Alejandro Gómez y Alberto Corona: Brasil: La violencia contra las mujeres aumenta 200% en 30 años, 2012, http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2012112609 (29.06.2013)

[3] Vandana Shiva: Las 'reformas' económicas violentas y el aumento de la violencia contra la mujer, 2013,  http://www.globalizate.org/getArticle?authors=Vandana+Shiva&date=2013-01-27&title=Las+%27reformas%27+econ%F3micas+violentas+y+el+aumento+de+la+violencia+contra+la+mujer (29.06.2013)




La „tasa machista“ afecta la igualdad de géneros en España
por Natalie C.

Es obvio que como resultado de la crisis económica en España, han cambiado muchas medidas realizadas por el gobierno que afectan gravemente a la situación económica y política; pero deberíamos darnos cuenta de que son las mujeres a quiénes más les afectan los cambios en cuanto a la justicia social. De acuerdo con las palabras de Virginia Álvarez, responsable de Política Interior de Amnistía Internacional, es justo preguntarse, ¿qué hacer si en un país al respecto de la situación hay incluso „una descoordinación y descontrol total entre los juzgados“?[1].

El artículo de El País “Las mujeres maltratadas tendrán que esperar a la justicia gratuita” , escrito por la periodista Susanna González Vejo, trata de la polémica de la Ley de Tasas Judiciales que se aprobó en noviembre de 2012 y de la justicia entre los géneros, especialmente en materia de las víctimas de violencia. No sólo el paro, sino también un salario un 30% menor que el de los hombres, son los factores que dificultan la posición social de la mujer en un país dónde ya la gente sufre por las consecuencias inexpugnables de la crisis. La Ley de Tasas Judiciales no ofrece una gran variedad de situaciones en cuanto a los derechos de mujeres e incluso parece legalizar las expensas para mujeres solteras con niños. Por ejemplo, en caso de que una mujer haya decidido denunciar a su marido que la maltrataba, tiene que pagar tasas judiciales de casi mil euros para poder divorciarse. Son inimaginables los numerosos obstáculos que tienen que superar para liberarse de su agresor: el miedo al enfrentamiento con su actual pareja, separación de la familia o pérdida de los hijos y a no poder alcanzar la independencia económica para vivir una vida normal sin violencia.
Aunque en noviembre de 2012 el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, asegurara la inclusión de las víctimas de género en la Ley de Justicia Gratuita, la ley tardará meses en entrar en vigor. ¿Qué pasará con los mujeres que ya han iniciado el progreso de divorciarse y han pagado las tasas correspondientes? Es horrible imaginarse que en vez de protegerlas de sus acosadores,  la situación jurídica exige paciencia de ellas mientras sufren un mal tratamiento diario por violencia doméstica.

Desde  niños abusados sexualmente, mujeres chantajeadas por sus acosadores hasta la violencia machista en el amplio campo del cibercrimen, la abogada Amparo Díaz lleva 20 años empleándose a fondo junto a las víctimas más vulnerables. En la entrevista “Hay grupos organizados para atacar la igualdad” de El País critica fuertemente el sistema obsoleto que “fue pensado para una época en la que solo los temas patrimoniales eran responsabilidad de la Administración, tanto a nivel penal como civil”2.

Gracias a los méritos de la emancipación, uno podría pensar que todos los temas de la familia y de la sexualidad ya no quedan bajo la única decisión del padre aprovechando de su posición patriarcal. Pero Díaz confirma en su entrevista que nos equivocamos de que hay un adelantamiento en nuestro sistema gracias al feminismo de las décadas pasadas. Dice que existen “grupos organizados para atacar el trabajo de la igualdad” cuando “el feminismo solo ha traído beneficios a tantos colectivos”[2]. Los grupos antifeministas que atentan contra la igualdad de género saben de los puntos vulnerables para resaltar los aspectos más negativos de las feministas.
Sin embargo parece que nos hayamos equivocado, porque la situación actual demuestra que hay diferencias entre los géneros en sueldos, posiciones profesionales y, peor todavía, en los derechos fundamentales. Además la abogada Díaz ve ya una causa muy importante en la carrera de los abogados de España, “los delitos de violencia de género son los que más se cometen y los que menos estudiamos durante la carrera”2. Es cierto que un jurista debería cuestionar como la ley distorsiona permanentemente en beneficio del sistema patriarcal. Parece que hay un retroceso en la sociedad después del primer impulso de aprobar una ley que prometía proteger a las mujeres contra la violencia de género.

No solo la aprobación la Ley de Justicia Gratuita es urgente, sino también un primer paso sería concentrarse en las medidas políticas de la educación infantil, por ejemplo al respecto de la instalación de guarderías donde se puedan dejar a los niños sin pagar dinero. La consecuencia positiva de esta medida sería dar la oportunidad a las mujeres de poder trabajar aunque tengan niños pequeños. Además, aquellas mujeres que hayan sufrido por delitos de violencia de género,  consiguen financiarse independientemente una vida sin miedo.

Lo triste es que Díaz tiene razón en todos los puntos de su crítica, porque, a pesar de cambios a favor de las mujeres durante las últimas décadas, la emancipación todavía ha dejado muchas expectativas sin cumplir y no se han desarrollado las estructuras en muchas secciones de la vida social y profesional. Tanto como la importancia de eliminar una tasa para poder separarse de un marido violento, el sistema político y judicial debería actuar inmediatamente a favor de la igualdad de géneros.

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