La violencia contra las mujeres

Hay una multitud de razones que causan la violencia
de género, por ejemplo, la religión, la ideología, la evolución, el desarrollo
de la emancipación y la sensación de poder masculino.
Aunque los derechos de las mujeres se establecen
cada día más, todavía hay muchos casos en los que las mujeres deben luchar por
su libertad y contra la opresión masculina.
España: ¿País protegido contra la
violencia de género?
por Melanie K.
España
es un país con leyes y varios programas de protección a las mujeres. Por
ejemplo, el artículo 178 del Código Penal que “establece penas de cárcel de uno
a cinco años para ‘el que atentare contra la libertad sexual de otra persona,
con violencia o intimidación‘“.[1]
El artículo 179 establece penas de cárcel de seis a doce años para agresión
sexual como la falta de consentimiento para el contacto sexual.[2]
Por otra parte, hay organizaciones como la Cruz Roja Española que ayuda a
mujeres víctimas de violencia de género.[3]
Además está el apoyo gubernamental, por ejemplo, del Ministerio de Sanidad,
Servicios Sociales e Igualdad. Se podría imaginar que la tasa de violencia
es baja.
Pero
las cifras hablan otra lengua: Dentro de cuatro años, desde 2007 hasta agosto
de 2011, 1.141.110[4]
mujeres en España buscaron ayuda de las autoridades porque fueron maltratadas
por su pareja. Según las estadísticas, puede ocurrir a cualquier mujer de 21 a
50 años que se encuentre en una relación de pareja. 32 de las 47 víctimas
mortales del año 2011 se encontraban en ese grupo[5]. La
gravedad del problema de la violencia de género se ve en los siguientes
números: De 2007 a 2011 unas 270.000 mujeres llamaron a una línea destinada a
asesorar a mujeres víctimas de agresiones de género. En otras palabras: 185 al
día[6].
La cifra oculta de los casos es más alta.
Con
respecto al año 2010, las violaciones cometidas por hombres aumentaron en un
28.6% en 2011[7].
La mayoría de los asesinatos y la violencia contra las mujeres en general son
actos violentos domésticos.
¿Qué
va mal? ¿Cómo es posible que en un país como España haya una tasa de violencia
contra las mujeres tan alta?
Tanto
en España como en otros países falta de personal cualificado. Se puede imaginar
que las autoridades están totalmente desbordadas cuando hay miles de mujeres en
busca de ayuda. Además hay que superar la burocracia que es un problema
inmenso.
Por
ejemplo, en octubre de 2012 había 98.016 mujeres en busca de ayuda policial,
pero tan solo el 17.4 % de ellas contaba con esa[8]. Las
que tienen la fuerza de denunciar suelen esperar medio año a la resolución
judicial de la sentencia. Es demasiado largo. En algunos casos, una sentencia
de muerte.
Y
las mujeres que denuncian a su maltratador son pocas. Los razones son varios.
Por ejemplo temen el estigma social y, si el agresor es una persona conocida,
la barrera psicológica es más alta para denunciarla. Además existe el problema
con las extranjeras sin papeles que se encuentran forzadas a aguantar la
violencia e insultos de su pareja, temerosas de una deportación al momento de
denunciarlos.
Así predomina una imagen falsa de seguridad de las
mujeres en la sociedad española, como en la de todas partes del mundo. Los
medios de comunicación apenas informan de la violencia de género. Solamente
cuando hay otro asesinato se presta atención a ese tema. Por consiguiente, es
más importante concienciar de que las mujeres siguen sufriendo el machismo. Por
ejemplo, en ocasiones como “One Billion Rising“ el pasado día de San Valentín,
la mayor acción global para acabar con la violencia de género en la historia de
la humanidad.
Se
tendría que emplear más dinero para la prevención de la violencia y el apoyo a
las víctimas para que ellas puedan reforzar su seguridad en sís
mismas. Sobre todo, lo más importante es prestar atención al tema y nunca dejar
de luchar y denunciar.
¿Violencia contra mujeres en nombre de
Dios?
por Nina K.
Malala es la más joven nominada para el Premio Nobel de la Paz. Pero, el
motivo de su designación es muy triste. Sobrevivió un intento de asesinato de
los talibanes en su patria, Pakistán. Los hombres la atacaron a causa de que
Malala no dejaba de luchar por su derecho a la educación e ir a la escuela.
Malala tenía sólo once años.
Muchas mujeres y niñas intentan huir de la opresión y de
la violencia de sus maridos o
parientes para vivir una vida autónoma y libre. Sin
embargo, la lucha no es fácil para ellas. En familias musulmanas ,con estilos
de vida muy tradicionales, desde sus infancias los niños son preparados para
sus posiciones sociales. El niño va a ser el que trae el pan a casa. Desde
luego, esto no es lo único. También va a ser el tutor de la mujer y el poseedor
de la mujer. Los hombres supervisan la pureza moral de las mujeres frente la
sociedad. La niña tendrá que encargarse de los deberes domésticos. Son forzadas
a subordinarse a sus maridos en todos aspectos, incluso el aspecto sexual. En
consecuencia, a veces no se trata a las mujeres como una persona individual,
sino sólo en un contexto familiar, como una madre, una mujer, una hermana, hija,
etc.
Las mujeres cargan con la responsabilidad de preservar el
honor de la familia. En muchos casos un rumor puede ponerlo en peligro. La
autodeterminación de las mujeres entra en conflicto con el poder masculino y el
orden social de la sociedad. Si una mujer traiciona el honor de la familia por
una relación fuera del matrimonio, el rechazo del matrimonio o algún
comportamiento deshonesto, su familia tendría que regenerarlo. A las malas por un
crimen de honor, en caso de que no se pueda hacer a las mujeres entrar en razón
con violencia u otros hostigamientos. Con frecuencia las mujeres no logran huir,
si el consejo de familia decida el asesinato. Jurídicamente, el crimen de honor
no recibe un castigo muy duro porque, en general, la política y la sociedad
aceptan este crimen.
Los hombres musulmana instrumentalizan una y otra vez
diversos versos del Corán justificando la opresión de las mujeres y niñas y el
hecho de castigarlas y matarlas.
¿Es la religión efectivamente responsable de la violencia contra mujeres?
Es verdad que en algunos versos del Corán y sus traducciones no se puede
indicar con claridad. Es posible, con una intención correspondiente, interpretar
estos versos contra las mujeres. Por ejemplo, dicen:
"Si teméis que se rebelen las mujeres, entonces amonéstalas, evítalas
en la cama de matrimonio y golpéalas! Cuando vuelvan a obedeceros, no hagáis
nada contra ellas." (4,3) Sin embargo, hay muchas personas que van en
contra de eso. Dicen que la ignorancia de las Leyes de Alá resultan en el
abatimiento y el deshonor de las mujeres.
Esto implica que la religión, todo lo más, representa un aspecto
secundario. La interpretación y las tradiciones anticuadas, las que siguen
viviendo en las cabezas, causan el comportamiento mencionado. Las personas en
las aldeas tradicionales a menudo no conocen los versos del Corán coloquial.
Transmiten a sus familias lo que han aprendido en su propia educación.
Referente a esto, la cultura y la religión están relacionadas.
La opresión de la mujer no es consecuentemente un problema de la religión
musulmana, como se dice a veces en la retórica occidental, en particular
después del 11 de septiembre.
Puesto que el crimen de honor y la violencia contra la mujer no son
fenómenos únicos de Islam. Pero cuando un hombre americano mata a su mujer a
causa de adulterio, no habrá un titular "Americano cristiano mata a su
mujer"; por el contrario, cuando un musulmán perpetra un crimen
inmediatamente la religión entra en juego. Aunque la religión cristiana en ese
punto no se diferencia mucho. En Latinoamérica y África las mujeres sufren
igualmente de la opresión. El mundo es en parte un mundo moderno con
tradiciones antiguas.
El más grande obstáculo para prevenir y reducir la violencia contra las mujeres
y niñas es que no se habla de los problemas. Muchas víctimas no conocen a las
personas o las organizaciones que proporcionan ayuda. El conocimiento y la
educación son los criterios más importantes para reducir el número de víctimas.
Esto es indispensable para eliminar la dependencia de las mujeres de sus
maridos.
Pero últimamente se han empezado a adoptar medidas preventivas, por ejemplo,
programas de ayuda, campañas. Las mujeres irán siendo más conscientes de sus
derechos y romperán el silencio. Sobre todo en las Revoluciones árabe. Las
mujeres luchan y llaman la atención del mundo ante situaciones intransigentes.
En última instancia, las mujeres no luchan contra la religión sino contra las
opiniones anticuadas y patriarcales, en todo el mundo.
La violencia contra la mujer como el lado oscuro
de la emancipación
por Luzie W.
Hubo un tiempo en
que los hombres eran los únicos sustentadores de la familia, saliendo de caza
para matar los animales, liberando testosterona que causan ganas de matar y un
gusto por la violencia. Durante todos los años los hombres han seguido siendo
el sexo fuerte. Pero ¿qué pasa con la masculinidad hoy, en tiempos lejos del antiguo reparto de roles pero en medio del
proceso de la emancipación femenina?
No
debemos ignorar el hecho de que la violencia contra la mujer aumenta al mismo
tiempo que la emancipación se
establece cada día más. Considerándolo, es lógico preguntar por la relación
entre los dos hechos. ¿Aumenta la violencia contra las mujeres porque se están
emancipando del papel tradicional?
Por supuesto ne
se puede encontrar el fenómeno de liberarse del papel tradicional, puesto que
algunos todavía están marcados por una imagen muy conservadora y los repartos
de roles clásicos todavía persisten, es decir, el hombre representa la cabeza
de la familia y el sustentador único mientras la mujer queda en casa y está
sujeto al querer del esposo. Pero especialmente en los países avanzados ha
cambiado mucho referente a la imagen de la mujer.
Además se puede observar el incremento de la violencia contra las mujeres en
varios países del mundo. Por ejemplo, es seguro que en Turquía la violencia
masculina aumenta constantemente, de manera que actualmente en ciertos casos el
62% de los hombres turcos está a favor de la violencia contra sus esposas porque
así las pueden disciplinar[1]. Pero en absoluto no se
debe comprender este desarrollo como un fenómeno turco. Para ilustrar que se
trata de un problema mundial, podemos tomar por ejemplo Brasil donde la
violencia contra las mujeres ha aumentado 200% en los últimos 30 años, o en Urugay
en 2012 se averiguó un aumento de la violencia doméstica de 28,7% en relación
con 2011[2] y en India las violaciones
sexuales han aumentado 873% ente los años 1971 y 2011[3]. Sólo son tres ejemplos
pero representan el desarrollo de la violencia masculina también en muchos
otros países y clases distintas. Pero ¿por qué los hombres sienten cada vez más
la necesidad de disciplinar a sus esposas a través de la violencia?
La repuesta es
tan fácil como inquietante: las mujeres se han levantado de su represión y
ahora exigen la igualdad entre los géneros. La emancipación es un paso
importante en esta dirección y, por tanto, necesaria. A lo largo de los años
las mujeres se han vuelto personas más seguras de sí mismas, más independientes
y fuertes que antes. Con el aumento de la
libertad y autodeterminación, su vida ha mejorado notablemente,
ofreciéndoles muchas oportunidades de vivir su vida como quieren. Y en muchos
países avanzados tienen éxito: han cambiado el hogar y la educación de los
niños por la carrera, van a la universidad, conquistan los departamentos de
ejecutivos en todo el mundo, van determinando la política, son inteligentes,
cultas y trifunantes. En todas partes las mujeres están en el carril de
adelantamiento y hacen sombra a los hombres que, antes de registrarlo, van
perdiendo su estatus del sexo fuerte.
Sin duda, la
mayoría de los hombres asocia masculinidad con fuerza. Antes los hombres podían
dar prueba de su fuerza cazando y matando animales. Pero ¿qué queda de esta
fuerza masculina hoy en día? La emancipación de la mujer exige un hombre nuevo
que se adapte al desarrollo de la emancipación participando en la educación de
los niños y convirtiéndose en amo de casa. Ahora bien, muchos hombres oponen
resistencia a la nueva imagen masculina porque todavía se definen a través del
papel tradicional marcado por la fuerza, la superioridad y el poder. Bien es
verdad que los tiempos han cambiado pero las ganas de violencia y sentirse
fuerte que todavía provienen de la Edad de Piedra no han desaparecido. Por eso
el hombre moderno todavía busca oportunidades para acceder a su deseo por la violencia.
En el tiempo después de la Edad de Piedra cuando se disminuyó la necesidad de
dar caza a las animales, la mujer se ha convertido en una víctima de la fuerza
masculina. Como los hombres siempre habían dominado a las mujeres, la actual
liberación de la mujer causa una crisis de masculinidad.
A saber, la base
de esta crisis está marcada por la perdida de superioridad, puesto que el
avance de la mujer causa una reducción del control y del poder masculino en la
jerarquía familiar y distintas áreas de la vida. Mientras las mujeres ganan
cada vez más influencia, los hombres tienen miedo de perder su domino y
exclusividad. Por muy positiva que sea la emancipación, a muchos hombres no les
gusta el hecho de que las mujeres entren en el mundo masculino sin que se lo hayan
pedido.
Consiguientemente,
puede ser que algunos hombres vean la violencia como una posibilidad de
conservar su superioridad hacia la mujer. La brutalidad muestra sin duda el
poder del sexo masculino, y por la violencia siempre puede mantener el
sentimiento de ser más fuerte que la mujer. ¿Así se puede denominar la
violencia de género como el lado oscuro de la emancipación? Sea como sea, no se
puede ignorar las posibles relaciones que seguramente existen. La violencia
hacia el sexo femenino no debe ser tratada como un efecto secundario indeseado pero
normal de la emancipación u otra causa.
Finalmente quería
descir que este texto ni debe ser entendido como una justificación del
comportamiento violento de algunos hombres ni como la única explicación
referente al incremento de la violencia masculina. Sólo es una manera de
examinar este hecho y tal vez la emancipación sólo sea una cosa entre muchas
que causan el aumento de la violacion masculina. Sobre todo este texto quiere estimular
a pensar y plantear las preguntas ¿Cuándo es un hombre realmente un hombre? y
¿Por qué asociamos hombría con violencia?
En suma se puede
fijar que la convivencia de los géneros no funciona si cambia lo femenino pero
no lo hace lo masculino. Nuestra sociedad necesita una modernización de la
hombría fuera de agresividad y brutalidad contra el sexo femenino. Los hombres
tienen que comprender que en verdad la violencia es un señal de debilidad y
pobreza miserable que nunca detendrá la emancipación de la mujer.
[1] Irvene Helado: El 62%
de los turcos está a favor de la violencia contra las mujeres, 2013, http://europauniversal.blogspot.de/2013/04/el-62-de-los-turcos-esta-favor-de-la.html
(29.06.2013)
[2] Alejandro Gómez y Alberto Corona: Brasil:
La violencia contra las mujeres aumenta 200% en 30 años, 2012, http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2012112609
(29.06.2013)
[3] Vandana
Shiva: Las 'reformas' económicas violentas y el aumento de
la violencia contra la mujer, 2013, http://www.globalizate.org/getArticle?authors=Vandana+Shiva&date=2013-01-27&title=Las+%27reformas%27+econ%F3micas+violentas+y+el+aumento+de+la+violencia+contra+la+mujer
(29.06.2013)
La „tasa machista“ afecta la igualdad de
géneros en España
por Natalie C.
Es
obvio que como resultado de la crisis económica en España, han cambiado muchas medidas
realizadas por el gobierno que afectan gravemente a la situación económica y
política; pero deberíamos darnos cuenta de que son las mujeres a quiénes más
les afectan los cambios en cuanto a la justicia social. De acuerdo con las
palabras de Virginia Álvarez, responsable de Política Interior de Amnistía
Internacional, es justo preguntarse, ¿qué hacer si en un país al respecto de la situación hay
incluso „una descoordinación y descontrol total entre los juzgados“?[1].
El
artículo de El País “Las mujeres
maltratadas tendrán que esperar a la justicia gratuita” , escrito por la
periodista Susanna González Vejo, trata de la polémica de la Ley de Tasas Judiciales
que se aprobó en noviembre de 2012 y de la justicia entre los géneros,
especialmente en materia de las víctimas de violencia. No sólo el paro, sino también
un salario un 30% menor que el de los hombres, son los factores que dificultan
la posición social de la mujer en un país dónde ya la gente sufre por las
consecuencias inexpugnables de la crisis. La Ley de Tasas Judiciales no ofrece
una gran variedad de situaciones en cuanto a los derechos de mujeres e incluso parece
legalizar las expensas para mujeres solteras con niños. Por ejemplo, en caso de que
una mujer haya decidido denunciar a su marido que la maltrataba, tiene que
pagar tasas judiciales de casi mil euros para poder divorciarse. Son
inimaginables los numerosos obstáculos que tienen que superar para liberarse de
su agresor: el miedo al enfrentamiento con su actual pareja, separación de la
familia o pérdida de los hijos y a no poder alcanzar la independencia económica
para vivir una vida normal sin violencia.
Aunque
en noviembre de 2012 el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, asegurara
la inclusión de las víctimas de género en la Ley de Justicia Gratuita, la ley tardará
meses en entrar en vigor. ¿Qué pasará con los mujeres que ya han iniciado el
progreso de divorciarse y han pagado las tasas correspondientes? Es horrible
imaginarse que en vez de protegerlas de sus acosadores, la situación jurídica exige paciencia de
ellas mientras sufren un mal tratamiento diario por violencia doméstica.
Desde niños abusados sexualmente, mujeres
chantajeadas por sus acosadores hasta la violencia machista en el amplio campo
del cibercrimen, la abogada Amparo Díaz lleva 20 años empleándose a fondo junto
a las víctimas más vulnerables. En la entrevista “Hay grupos organizados para
atacar la igualdad” de El País critica
fuertemente el sistema obsoleto que “fue pensado para una época en la que solo
los temas patrimoniales eran responsabilidad de la Administración, tanto a
nivel penal como civil”2.
Gracias a los méritos de la
emancipación, uno podría pensar que todos los temas de la familia y de la
sexualidad ya no quedan bajo la única decisión del padre aprovechando de su
posición patriarcal. Pero Díaz confirma en su entrevista que nos equivocamos de
que hay un adelantamiento en nuestro sistema gracias al feminismo de las
décadas pasadas. Dice que existen “grupos organizados para atacar el trabajo de
la igualdad” cuando “el feminismo solo ha traído beneficios a tantos
colectivos”[2]. Los grupos antifeministas que atentan
contra la igualdad de género saben de los puntos vulnerables para resaltar los
aspectos más negativos de las feministas.
Sin embargo parece que nos hayamos
equivocado, porque la situación actual demuestra que hay diferencias entre los
géneros en sueldos, posiciones profesionales y, peor todavía, en los derechos
fundamentales. Además la abogada Díaz ve ya una causa muy importante en la
carrera de los abogados de España, “los
delitos de violencia de género son los que más se cometen y los que menos
estudiamos durante la carrera”2. Es
cierto que un jurista debería cuestionar como la ley distorsiona permanentemente
en beneficio del sistema patriarcal. Parece que hay un retroceso en la sociedad
después del primer impulso de aprobar una ley que prometía proteger a las
mujeres contra la violencia de género.
No solo la aprobación la Ley de Justicia Gratuita es urgente, sino también un primer paso sería concentrarse en las
medidas políticas de la educación infantil, por ejemplo al respecto de la
instalación de guarderías donde se puedan dejar a los niños
sin pagar dinero. La
consecuencia positiva de esta medida sería dar la oportunidad a las mujeres de
poder trabajar aunque tengan niños pequeños. Además,
aquellas mujeres que hayan sufrido por delitos de violencia de género, consiguen financiarse independientemente una
vida sin miedo.
Lo triste es que Díaz tiene razón en
todos los puntos de su crítica, porque, a pesar de cambios a favor de las
mujeres durante las últimas décadas, la emancipación todavía ha dejado muchas
expectativas sin cumplir y no se han desarrollado las estructuras en muchas
secciones de la vida social y profesional. Tanto como la importancia de
eliminar una tasa para poder separarse de un marido violento, el sistema
político y judicial debería actuar inmediatamente a favor de la igualdad de
géneros.
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