1 Introducción
Olas de
calor mortales, ciudades marítimas sumergidas, aridez, hambre: las
consecuencias del calentamiento global son inminentes. A pesar de todos los
avisos, la gente continúa emitiendo demasiadas sustancias nocivas para la
atmósfera. Como consecuencia de esto, los impactos del cambio climático se
intensifican dramáticamente en América Latina.
El cambio climático implica impactos
desastrosos sobre la biodiversidad y la economía en América Latina. Este ensayo
presenta los impactos del cambio climático allí y además trata la adaptación y reacción
al cambio climático. Intenta presentar algunas propuestas de solución y termina
en una conclusión.
2 Cambio climático global y en América Latina
2.1 El cambio climático global
El clima en la Tierra es un sistema muy complejo que no se puede
proyectar totalmente, por eso la observación
y el análisis de las tendencias y los efectos esperables conllevan incertidumbres. Sin embargo, con la ayuda
de sistemas de ordenadores ultramodernos, se puede llegar a predecir los
distintos fenómenos climáticos de forma estimada. Actualmente, el consenso
científico afirma que se puede observar un cambio
climático y que sus causas, en la mayoría, son de origen humano. La tendencia al calentamiento y el cambio de la variabilidad espacial de las precipitaciones
muestran los primeros efectos,
tales como el deshielo de los glaciares y
del permafrost (también
conocido como “capa congelada”), la prolongación del tiempo de
vegetación y los cambios en la
composición y extensión de las especies[1].
La temperatura media de la
superficie de la Tierra se
encuentra actualmente a 15°C[2]. Esto se debe principalmente al así llamado efecto invernadero natural. Los
océanos no están completamente congelados,
sino líquidos, porque los gases de invernadero, como el vapor de agua o dióxido de carbono
(CO2), se producen de forma natural en la atmósfera. Estos gases interceptan una parte de la radiación
térmica reflejada desde la superficie de la Tierra y de esta manera se mantiene la
energía de la radiación térmica
en la atmósfera. Como consecuencia de esta radiación
solar, la superficie de la Tierra se calienta. Todo esto explica que, sin los gases de efecto invernadero en la atmósfera, la temperatura media de la superficie de la tierra
hoy en día sería aproximadamente
-18°C.
Desde hace unos 100 años este efecto
invernadero natural se ve reforzado por las diversas actividades humanas, en las que
ciertos gases de relevancia climática son liberados
a la atmósfera. Por lo tanto, en este contexto se habla del
efecto invernadero antropogénico.
Lo que ocurre es que gases como el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4)
se encuentran ahora en niveles significativamente más altos en la
atmósfera, comparado con los niveles de la época
preindustrial. El valor preindustrial
de dióxido de carbono (CO2) era de 280 ppm (moléculas por millón de otras moléculas), situado ya
en 390 ppm. La proporción de metano (CH4) se ha más que
duplicado desde 1750. Por ejemplo, el CO2
representa un 50% del efecto invernadero
antropogénico y muestra un tiempo
de residencia en la atmósfera de 100
años, lo que refleja la irritante lentitud del problema
climático[3].
Una de las
principales causas del efecto invernadero
antropogénico es el aumento de la
población mundial desde el año 1900
por un factor de 3, aumentando
así doce veces más el consumo de energía primaria en el mundo. La mayor parte del consumo de la energía
primaria en el mundo se remonta a los combustibles fósiles (combustión de
carbón, petróleo y gas natural, incluido el transporte), que emiten el CO2
a la atmósfera[4].
La temperatura media global
de la Tierra ha aumentado 0,6°C en
los últimos 100 años[5]. En el
pasado también hubo variaciones del clima, pero eran mucho más
débiles en comparación con el aumento
de la temperatura en las últimas décadas[6]. El
Cuarto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio
Climático (IPCC por su nombre en inglés) predice un aumento
de la temperatura mundial a finales de
este siglo entre 1,1°C y 6,4°C con respecto a la situación de 1980/99, en función del desarrollo de las futuras emisiones de gases
de efecto invernadero[7]. Este
informe también revela que el calentamiento de los últimos 50 años ha sido
probablemente mayor que el de cualquier otro período durante los últimos 1.300 años aproximadamente. Los
cambios observados en el clima contienen cambios significativos en las
temperaturas y hielo del Ártico, cambios generalizados en las cantidades de
precipitaciones, salinidad de los océanos, patrones de viento, además de
cambios en los fenómenos climáticos extremos como sequías, lluvias
torrenciales, mayores ondas de calor e intensidad de los ciclones tropicales[8]. Si
las concentraciones de gases de efecto invernadero se conservaran constantes a
los niveles del año 2.000, podría haber una ampliación de 0,1ºC por década. Se
estima un aumento del nivel del mar entre 0,18 y 0,59 m, y es muy probable que los
fenómenos climáticos extremos continúen siendo más frecuentes. Es probable que
en el futuro los ciclones tropicales sean más intensos, con mayores vientos
máximos y precipitaciones más intensas. El suministro de agua almacenada en los
glaciares y en la cubierta de nieve va a declinar, causando dificultades en la
disponibilidad de agua en las regiones dependientes del deshielo proveniente de
sistemas montañosos, donde vive más de un sexto de la población mundial. Si la
temperatura global promedio aumenta entre 1,5 a 2,5°C, entre el 20 y el 30 por
ciento de las especies vegetales y animales aumentarán probablemente su riesgo
de extinción[9].
Se observa el cambio
climático en todo el mundo, sin
embargo, las características regionales son
diferentes y por lo que afectan de distanta forma al clima
local[10].
2.2 El cambio climático en América Latina
En las
últimas décadas se han observado importantes cambios en las precipitaciones y
aumentos en la temperatura en América Latina. Para finales del siglo, diferentes
modelos pronostican un calentamiento en América Latina de 1° a 4°C o 2° a 6°C,
según diferentes suposiciones, sobre el desarrollo de las emisiones. Hasta
2020, entre 7 y 77 millones de personas sufrirán por estrés hídrico debido al
cambio climático. En las zonas costeras, los aumentos del nivel del mar
proyectados originan una presión demográfica inevitable. Es probable que en el
este de la Amazonia los bosques tropicales sean sustituidos por sabanas hasta
mediados del siglo. Además, la vegetación semiárida puede ser remplazada por
vegetación de tierras áridas[11]. La
salinización y desertificación pueden ser resultados del cambio climático en
áreas de climas secos, como el centro y norte de Chile, la costa peruana, el
noreste de Brasil, el Gran Chaco Seco y Cuyo y la zona central, oeste y
noroeste de Argentina y grandes zonas de Mesoamérica. El aumento de la
temperatura de los océanos debido al cambio climático tendrá efectos negativos
en los arrecifes coralinos y en las pesquerías regionales y provocará
desplazamientos en la localización de los bancos de peces en el Pacífico sur y
este[12].
3 Impactos del cambio climático en América Latina
3.1 El cambio climático y su impacto en la economía de América Latina
El cambio climático afecta a una multitud de
aspectos importantes para la humanidad. Las condiciones de vida y bienestar de
millones de personas peligrarán en América Latina debido a los efectos del
cambio climático. Por ejemplo, hay escenarios que proyectan una reducción en la
producción de maíz para el 2055 de cerca de 15%. Esto pondrá en peligro la
subsistencia y la seguridad alimentaria de la población rural en grandes áreas
de la región. A causa del cambio climático, las actividades agrícolas
probablemente se verán severamente afectadas en América Latina[13].
Por lo tanto, está claro que la economía con sus diferentes sectores tampoco
puede liberarse de este fenómeno.
Dado que el sector agrícola en
América Latina todavía contribuye
mucho al empleo, a las exportaciones y, por tanto, al producto interior bruto y
al dinamismo económico, y que las actividades agropecuarias dependen de las
condiciones climáticas, el cambio climático conlleva consecuencias
significativas para este sector. Eso se manifesta en disminuciones de
superficie apta para el cultivo de alimentos básicos, como el maíz en México o
el café en São Paulo, donde se perderá casi toda la tierra apta para el cultivo hasta finales de este siglo
si las temperaturas subieran de cinco grados. Por lo demás, hay reducciones de
la productividad de plantas como el arroz, que podría perder aproximadamente un
30% de su productividad en Costa Rica, como ya pronosticó el IPCC en
2007. Estas son las consecuencias negativas de un clima que todavía no ofrece
las condiciones ideales a las plantas a causa de temperaturas demasiado altas y
un suelo demasiado seco. A pesar de que los puntos siguientes probablemente
representan los aspectos más evidentes en cuanto al daño del sector agrario, no hay que perder de vista la elevación del
nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos, como los huracanes, que
causan pérdidas inmensas en el sector agropecuario por sus destrucciones de las
cosechas y campos, erosión e inundaciones.
Estos eventos meteorológicos extremos también pueden interrumpir las rutas
de transporte de bienes industriales. Este punto nos lleva al tema del sector
industrial en América Latina. En este sector el cambio climático influye
particularmente en los costes de la construcción e infraestructura y de la
energía, porque con el clima cambian también los estándares y regulaciones industriales, con la intención de desacelerar
el desarrollo negativo del clima generado por la humanidad. Consecuentemente,
la gente cambia su comportamiento de compra y prefiere energías renovables.
Esto significa que los países tienen que satisfacer esta necesidad produciendo
energía recuperable, que no es tan eficiente como las fuentes energéticas
tradicionales y, por lo tanto, más cara. Además, el proyecto de la infraestructura
tiene que satisfacer las exigencias también al abrir espacios verdes en las
ciudades. México es un país que ejemplifica como la industria sufre por el
cambio climático, puesto que dispone de diferentes procesos industriales, entre
ellos el sector de petróleo y de la energía eléctrica, que son bastante
sensibles al cambio climático. Por eso, la industria pesada mexicana es uno de
los ramos más vulnerables al clima.
Ya se evidenció que México es un
país en Latinoamérica que aparentemente se ve afectado de forma bastante grave.
Esto no solamente es cierto en lo que se refiere al sector primaria y secundario,
sino también al sector terciario y eso se muestra especialmente si se observe
el ramo del turismo. Aparte de Brasil, Argentina y Costa Rica, existen pocos países dependientes del turismo en América
del Sur. Sin embargo, México, que se encuentra en Norteamérica, depende del
turismo por encima del promedio. El turismo contribuye un trece por ciento al
producto interior bruto, pero entretanto las temperaturas más altas conducen a
una pérdida de confort para los turistas que vienen para la playa y a una escasez
de agua que conduce asimismo a un abastecimiento de agua más caro. Además,
ocurren huracanes más fuertes, que dañan la infraestructura en los lugares
turísticos y, evidentemente, eso no ayuda a la conservación de un lugar
turístico atractivo.
Otro ejemplo de los efectos negativos del cambio climático sobre el turismo
en América Latina es Bolivia, donde la disminución de la mitad de la superficie
del glaciar Chacaltaya ha eliminado completamente el turismo en la zona.
En general, se puede decir que en la zona caribeña el turismo produce la
mitad de las exportaciones de bienes y servicios. Pero si el cambio climático continua produciendo eventos
meteorológicos extremos, dañando la infraestructura, cambiando las condiciones
climáticas que atraeron inicialmente el turismo a un sitio, modificando la
duración y característica de las estaciones, aumentando las temperaturas,
produciendo escaseces de agua y provocando enfermedades tropicales, este sector
económico tampoco tendrá buenas perspectivas en el futuro y se quedará influido
negativamente por el cambio climático.
3.2 Algunos ejemplos regionales
Para
aclarar la situación, especialmente en Latinoamérica, se considera algunas
regiones muy afectadas del cambio climático.
En 2009 en Brasil, la inestabilidad de las
lluvias atormentó la población. Mientras que el sur de Brasil sufrió
inundaciones, las lluvias de noviembre no se dieron en el Amazonas brasileño y
así se produjo una sequía grave. En 2005 ya se produjo una sequía parecida. Por
esta razón, el 90% de los brasileños exigían “medias inmediatas” para impedir
más catástrofes a causa del cambio climático. Pero las regiones tropicales no
son las únicas afectadas. Bolivia, donde “el clima depende de la distribución
altitudinal del territorio” está también afectada.
La región de altura intermedia en Bolivia
contiene la más alta biodiversidad del mundo, gracias a precipitaciones
elevadas y una temperatura equilibrada. Pero las precipitaciones en Bolivia
dependen de la humedad proveniente de la zona amazónica. La humedad
transportada del Pacífico no llega a Bolivia porque la naturaleza de los Andes
la impide pasar. Resulta que las precipitaciones de Brasil son la única fuente
segura, y que el resto de lluvias del Amazonas pueden, muy probablemente,
influir sobre esa biodiversidad.
También existen fenómenos en la naturaleza
que no resultan del calentamiento, pero que se agravan bajo ese aumento de
temperatura, como “El Niño”. Este fenómeno se repite frecuentemente, pero fue
en los últimos años que el calentamiento de agua se produjo tan cerca de la
costa que los pescadores tuvieron problemas económicos debido a la falta de
cardumes.
“El Niño” influye también en las situaciones
de otros países, como en Argentina, donde ocurren grandes inundaciones a causa
de las precipitaciones, o en México que sufre sequías fuertes en los meses de
verano. Las dos catástrofes naturales llevan a problemas económicos, sobre todo
en la agricultura, como el cultivo de maíz. Los últimos estudios muestran que
México es el país más vulnerable al cambio climático, ya que, además de las
temperaturas extremas, está situado entre los dos océanos, muy cerca del
ecuador. Los científicos pronostican que las ciudades marítimas como Cancún y
Veracruz van a desaparecer. Esta situación ya lleva a que muchos mejicanos
abandonen su país por desesperación.
4 Organizaciones: adaptación y reacción al cambio climático
El
interés por contrarrestar el cambio climático crece cada vez más. Hay muchas
organizaciones que abogan por el medio ambiente. Greenpeace, NABU, BUND, Robin
Wood, Sea Shepard o Earth Firth son algunos de ellos. Cada organización tiene
objetivos diferentes: unos focalizan el cambio climático, otras problemas de la
naturaleza, como por ejemplo la extinción de los bosques o de algunas especies zoológicas.
La organización más famosa es probablemente
Greenpeace. Es una organización de defensa del medio ambiente que batalla con
acciones sin violencia por la protección de los medios de subsistencia. Su
objetivo es evitar la destrucción del medio ambiente, cambiar comportamientos e
introducir soluciones. Greenpeace es imparcial y totalmente independiente de la
política, de los partidos y de la industria. Más de medio millón de los
alemanes donan a Greenpeace y con ello garantizan el trabajo diario para la
protección del medio ambiente. Pero ¿cómo se caracteriza Greenpeace? La organización
se señala por acciones
espectulares en el interior y el extranjero, y en particular se sustenta de los
denominados grupos. Según el tamaño y composición personal las estructuras y
normas de los grupos parecen diferentes. Así pues, cada miembro puede realizar
bastantes tareas diferentes: algunos se especializan en un tema, adquieren
conocimientos técnicos y se encuentran con simpatizantes en grupos para la
organización de actividades. De esta manera, cada uno tiene la posibilidad de dedicarse
a un tema específico. En la página web uno se puede inscribir en misiones y
estar fuerte en común.
Otras dos organizaciones importantes en
Alemania son NABU y BUND. Éstas abogan como asociaciones oficiales por la
humanidad y el medio ambiente. Realizan proyectos para la protección de la
naturaleza, tienen sus propios institutos de investigación e informan a las
administraciones y medios sobre temas importantes referente a la protección del
medio y de la naturaleza.
La organización Robin Wood, en particular, ya
busca la defensa de los bosques. Sus puntos esenciales son los temas del
bosque, los trópicos, la energía y el tráfico. La labor y la política de la
asociación la llevan los miembros honoríficos que se asocian en grupos
regionales. Dos o tres veces al año se reúnen los representantes de las regiones. Deciden de un modo
democrático sobre todas las campañas, estrategias y gastos.
5 Conclusión
En
conclusión, como hemos observado, el cambio climático es un problema mundial que
lleva consigo muchas catástrofes naturales que no se deben descuidar. Se puede
decir que los hombres son el factor más grave del cambio climático son. La
temperatura ha aumentado desde hace 100 años, sobre todo por el aumento de los
gases de efecto invernadero. Las consecuencias observables son: los glaciares y
el permafrost se derriten, los tiempos de vegetación se prolongan y hay cambios
en la composición y extensión de los especies.
En Latinoamérica es evidente que el cambio
climático tiene impactos graves, como por ejemplo en la industria, la
agricultura y la naturaleza, y eso es particularmente
fatal para los países en desarrollo. Hay muchos posibilidades de luchar contra
el cambio climático. No sólo los políticos tienen que actuar, sino también toda
la gente. Con la ayuda de
una asistencia en las organizaciones se puede dar una aportación pequeña para el cambio climático que
podría ayudar a estos países en desarrollo. La cantidad de miembros sube, ya
que solo con la ayuda de muchos se puede luchar contra las catástrofes y los
problemas en la naturaleza. Claro que no es posible que todo el mundo reaccione,
como por ejemplo los grupos de Greenpeace, pero también aportaciones pequeñas como donativos podrían
ayudar.
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