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sábado, 25 de enero de 2014

Cambio climático en América Latina: Impactos, vulnerabilidad y adaptación

escrito por: Thomas Koch, Anne Lips, Rebecca Nakath, Nicola Schnicke

1 Introducción

Olas de calor mortales, ciudades marítimas sumergidas, aridez, hambre: las consecuencias del calentamiento global son inminentes. A pesar de todos los avisos, la gente continúa emitiendo demasiadas sustancias nocivas para la atmósfera. Como consecuencia de esto, los impactos del cambio climático se intensifican dramáticamente en América Latina.
El cambio climático implica impactos desastrosos sobre la biodiversidad y la economía en América Latina. Este ensayo presenta los impactos del cambio climático allí y además trata la adaptación y reacción al cambio climático. Intenta presentar algunas propuestas de solución y termina en una conclusión.

2 Cambio climático global y en América Latina

2.1 El cambio climático global

El clima en la Tierra es un sistema muy complejo que no se puede proyectar totalmente, por eso la observación y el análisis de las tendencias y los efectos esperables conllevan incertidumbres. Sin embargo, con la ayuda de sistemas de ordenadores ultramodernos, se puede llegar a predecir los distintos fenómenos climáticos de forma estimada. Actualmente, el consenso científico afirma que se puede observar un cambio climático y que sus causas, en la mayoría, son de origen humano. La tendencia al calentamiento y el cambio de la variabilidad espacial de las precipitaciones muestran los primeros efectos, tales como el deshielo de los glaciares y del permafrost (también conocido como “capa congelada”), la prolongación del tiempo de vegetación y los cambios en la composición y extensión de las especies[1].
La temperatura media de la superficie de la Tierra se encuentra actualmente a 15°C[2]. Esto se debe principalmente al así llamado efecto invernadero natural. Los océanos no están completamente congelados, sino líquidos, porque los gases de invernadero, como el vapor de agua o dióxido de carbono (CO2),  se producen de forma natural en la atmósfera. Estos gases interceptan una parte de la radiación térmica reflejada desde la superficie de la Tierra y de esta manera se mantiene la energía de la radiación térmica en la atmósfera. Como consecuencia de esta radiación solar, la superficie de la Tierra se calienta. Todo esto explica que, sin los gases de efecto invernadero en la atmósfera, la temperatura media de la superficie de la tierra hoy en día sería aproximadamente -18°C.
Desde hace unos 100 años este efecto invernadero natural se ve reforzado por las diversas actividades humanas, en las que ciertos gases de relevancia climática son liberados a la atmósfera. Por lo tanto, en este contexto se habla del efecto invernadero antropogénico. Lo que ocurre es que gases como el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4) se encuentran ahora en niveles significativamente más altos en la atmósfera, comparado con los niveles de la época preindustrial. El valor preindustrial de dióxido de carbono (CO2) era de 280 ppm (moléculas por millón de otras moléculas), situado ya en 390 ppm. La proporción de metano (CH4) se ha más que duplicado desde 1750. Por ejemplo, el CO2 representa un 50% del efecto invernadero antropogénico y muestra un tiempo de residencia en la atmósfera de 100 años, lo que refleja la irritante lentitud del problema climático[3].
Una de las principales causas del efecto invernadero antropogénico es el aumento de la población mundial desde el año 1900 por un factor de 3, aumentando así doce veces más el consumo de energía primaria en el mundo. La mayor parte del consumo de la energía primaria en el mundo se remonta a los combustibles fósiles (combustión de carbón, petróleo y gas natural, incluido el transporte), que emiten el CO2 a la atmósfera[4].
La temperatura media global de la Tierra ha aumentado 0,6°C en los últimos 100 años[5]. En el pasado también hubo variaciones del clima, pero eran mucho más débiles en comparación con el aumento de la temperatura en las últimas décadas[6]. El Cuarto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC por su nombre en inglés) predice un aumento de la temperatura mundial a finales de este siglo entre 1,1°C y 6,4°C con respecto a la situación de 1980/99, en función del desarrollo de las futuras emisiones de gases de efecto invernadero[7]. Este informe también revela que el calentamiento de los últimos 50 años ha sido probablemente mayor que el de cualquier otro período durante  los últimos 1.300 años aproximadamente. Los cambios observados en el clima contienen cambios significativos en las temperaturas y hielo del Ártico, cambios generalizados en las cantidades de precipitaciones, salinidad de los océanos, patrones de viento, además de cambios en los fenómenos climáticos extremos como sequías, lluvias torrenciales, mayores ondas de calor e intensidad de los ciclones tropicales[8]. Si las concentraciones de gases de efecto invernadero se conservaran constantes a los niveles del año 2.000, podría haber una ampliación de 0,1ºC por década. Se estima un aumento del nivel del mar entre 0,18 y 0,59 m, y es muy probable que los fenómenos climáticos extremos continúen siendo más frecuentes. Es probable que en el futuro los ciclones tropicales sean más intensos, con mayores vientos máximos y precipitaciones más intensas. El suministro de agua almacenada en los glaciares y en la cubierta de nieve va a declinar, causando dificultades en la disponibilidad de agua en las regiones dependientes del deshielo proveniente de sistemas montañosos, donde vive más de un sexto de la población mundial. Si la temperatura global promedio aumenta entre 1,5 a 2,5°C, entre el 20 y el 30 por ciento de las especies vegetales y animales aumentarán probablemente su riesgo de extinción[9].
Se observa el cambio climático en todo el mundo, sin embargo, las características regionales son diferentes y por lo que afectan de distanta forma al clima local[10].

2.2 El cambio climático en América Latina

En las últimas décadas se han observado importantes cambios en las precipitaciones y aumentos en la temperatura en América Latina. Para finales del siglo, diferentes modelos pronostican un calentamiento en América Latina de 1° a 4°C o 2° a 6°C, según diferentes suposiciones, sobre el desarrollo de las emisiones. Hasta 2020, entre 7 y 77 millones de personas sufrirán por estrés hídrico debido al cambio climático. En las zonas costeras, los aumentos del nivel del mar proyectados originan una presión demográfica inevitable. Es probable que en el este de la Amazonia los bosques tropicales sean sustituidos por sabanas hasta mediados del siglo. Además, la vegetación semiárida puede ser remplazada por vegetación de tierras áridas[11]. La salinización y desertificación pueden ser resultados del cambio climático en áreas de climas secos, como el centro y norte de Chile, la costa peruana, el noreste de Brasil, el Gran Chaco Seco y Cuyo y la zona central, oeste y noroeste de Argentina y grandes zonas de Mesoamérica. El aumento de la temperatura de los océanos debido al cambio climático tendrá efectos negativos en los arrecifes coralinos y en las pesquerías regionales y provocará desplazamientos en la localización de los bancos de peces en el Pacífico sur y este[12].

3 Impactos del cambio climático en América Latina

3.1 El cambio climático  y su impacto en la economía de América Latina

El cambio climático afecta a una multitud de aspectos importantes para la humanidad. Las condiciones de vida y bienestar de millones de personas peligrarán en América Latina debido a los efectos del cambio climático. Por ejemplo, hay escenarios que proyectan una reducción en la producción de maíz para el 2055 de cerca de 15%. Esto pondrá en peligro la subsistencia y la seguridad alimentaria de la población rural en grandes áreas de la región. A causa del cambio climático, las actividades agrícolas probablemente se verán severamente afectadas en América Latina[13]. Por lo tanto, está claro que la economía con sus diferentes sectores tampoco puede liberarse de este fenómeno.
Dado que el sector agrícola en América Latina todavía contribuye mucho al empleo, a las exportaciones y, por tanto, al producto interior bruto y al dinamismo económico, y que las actividades agropecuarias dependen de las condiciones climáticas, el cambio climático conlleva consecuencias significativas para este sector. Eso se manifesta en disminuciones de superficie apta para el cultivo de alimentos básicos, como el maíz en México o el café en São Paulo, donde se perderá casi toda la tierra apta para el cultivo hasta finales de este siglo si las temperaturas subieran de cinco grados. Por lo demás, hay reducciones de la productividad de plantas como el arroz, que podría perder aproximadamente un 30% de su productividad en Costa Rica, como ya pronosticó el IPCC en 2007. Estas son las consecuencias negativas de un clima que todavía no ofrece las condiciones ideales a las plantas a causa de temperaturas demasiado altas y un suelo demasiado seco. A pesar de que los puntos siguientes probablemente representan los aspectos más evidentes en cuanto al daño del sector agrario,  no hay que perder de vista la elevación del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos, como los huracanes, que causan pérdidas inmensas en el sector agropecuario por sus destrucciones de las cosechas y campos, erosión e inundaciones.
Estos eventos meteorológicos extremos también pueden interrumpir las rutas de transporte de bienes industriales. Este punto nos lleva al tema del sector industrial en América Latina. En este sector el cambio climático influye particularmente en los costes de la construcción e infraestructura y de la energía, porque con el clima cambian también los estándares y regulaciones industriales, con la intención de desacelerar el desarrollo negativo del clima generado por la humanidad. Consecuentemente, la gente cambia su comportamiento de compra y prefiere energías renovables. Esto significa que los países tienen que satisfacer esta necesidad produciendo energía recuperable, que no es tan eficiente como las fuentes energéticas tradicionales y, por lo tanto, más cara. Además, el proyecto de la infraestructura tiene que satisfacer las exigencias también al abrir espacios verdes en las ciudades. México es un país que ejemplifica como la industria sufre por el cambio climático, puesto que dispone de diferentes procesos industriales, entre ellos el sector de petróleo y de la energía eléctrica, que son bastante sensibles al cambio climático. Por eso, la industria pesada mexicana es uno de los ramos más vulnerables al clima.
Ya se evidenció que México es un país en Latinoamérica que aparentemente se ve afectado de forma bastante grave. Esto no solamente es cierto en lo que se refiere al sector primaria y secundario, sino también al sector terciario y eso se muestra especialmente si se observe el ramo del turismo. Aparte de Brasil, Argentina y Costa Rica, existen pocos países dependientes del turismo en América del Sur. Sin embargo, México, que se encuentra en Norteamérica, depende del turismo por encima del promedio. El turismo contribuye un trece por ciento al producto interior bruto, pero entretanto las temperaturas más altas conducen a una pérdida de confort para los turistas que vienen para la playa y a una escasez de agua que conduce asimismo a un abastecimiento de agua más caro. Además, ocurren huracanes más fuertes, que dañan la infraestructura en los lugares turísticos y, evidentemente, eso no ayuda a la conservación de un lugar turístico atractivo.
Otro ejemplo de los efectos negativos del cambio climático sobre el turismo en América Latina es Bolivia, donde la disminución de la mitad de la superficie del glaciar Chacaltaya ha eliminado completamente el turismo en la zona.
En general, se puede decir que en la zona caribeña el turismo produce la mitad de las exportaciones de bienes y servicios. Pero si el cambio climático continua produciendo eventos meteorológicos extremos, dañando la infraestructura, cambiando las condiciones climáticas que atraeron inicialmente el turismo a un sitio, modificando la duración y característica de las estaciones, aumentando las temperaturas, produciendo escaseces de agua y provocando enfermedades tropicales, este sector económico tampoco tendrá buenas perspectivas en el futuro y se quedará influido negativamente por el cambio climático.

3.2 Algunos ejemplos regionales

Para aclarar la situación, especialmente en Latinoamérica, se considera algunas regiones muy afectadas del cambio climático.
En 2009 en Brasil, la inestabilidad de las lluvias atormentó la población. Mientras que el sur de Brasil sufrió inundaciones, las lluvias de noviembre no se dieron en el Amazonas brasileño y así se produjo una sequía grave. En 2005 ya se produjo una sequía parecida. Por esta razón, el 90% de los brasileños exigían “medias inmediatas” para impedir más catástrofes a causa del cambio climático. Pero las regiones tropicales no son las únicas afectadas. Bolivia, donde “el clima depende de la distribución altitudinal del territorio” está también afectada.
La región de altura intermedia en Bolivia contiene la más alta biodiversidad del mundo, gracias a precipitaciones elevadas y una temperatura equilibrada. Pero las precipitaciones en Bolivia dependen de la humedad proveniente de la zona amazónica. La humedad transportada del Pacífico no llega a Bolivia porque la naturaleza de los Andes la impide pasar. Resulta que las precipitaciones de Brasil son la única fuente segura, y que el resto de lluvias del Amazonas pueden, muy probablemente, influir sobre esa biodiversidad.
También existen fenómenos en la naturaleza que no resultan del calentamiento, pero que se agravan bajo ese aumento de temperatura, como “El Niño”. Este fenómeno se repite frecuentemente, pero fue en los últimos años que el calentamiento de agua se produjo tan cerca de la costa que los pescadores tuvieron problemas económicos debido a la falta de cardumes.
“El Niño” influye también en las situaciones de otros países, como en Argentina, donde ocurren grandes inundaciones a causa de las precipitaciones, o en México que sufre sequías fuertes en los meses de verano. Las dos catástrofes naturales llevan a problemas económicos, sobre todo en la agricultura, como el cultivo de maíz. Los últimos estudios muestran que México es el país más vulnerable al cambio climático, ya que, además de las temperaturas extremas, está situado entre los dos océanos, muy cerca del ecuador. Los científicos pronostican que las ciudades marítimas como Cancún y Veracruz van a desaparecer. Esta situación ya lleva a que muchos mejicanos abandonen su país por desesperación.

4 Organizaciones: adaptación y reacción al cambio climático

El interés por contrarrestar el cambio climático crece cada vez más. Hay muchas organizaciones que abogan por el medio ambiente. Greenpeace, NABU, BUND, Robin Wood, Sea Shepard o Earth Firth son algunos de ellos. Cada organización tiene objetivos diferentes: unos focalizan el cambio climático, otras problemas de la naturaleza, como por ejemplo la extinción de los bosques o de algunas especies zoológicas.
La organización más famosa es probablemente Greenpeace. Es una organización de defensa del medio ambiente que batalla con acciones sin violencia por la protección de los medios de subsistencia. Su objetivo es evitar la destrucción del medio ambiente, cambiar comportamientos e introducir soluciones. Greenpeace es imparcial y totalmente independiente de la política, de los partidos y de la industria. Más de medio millón de los alemanes donan a Greenpeace y con ello garantizan el trabajo diario para la protección del medio ambiente. Pero ¿cómo se caracteriza Greenpeace? La organización se señala por acciones espectulares en el interior y el extranjero, y en particular se sustenta de los denominados grupos. Según el tamaño y composición personal las estructuras y normas de los grupos parecen diferentes. Así pues, cada miembro puede realizar bastantes tareas diferentes: algunos se especializan en un tema, adquieren conocimientos técnicos y se encuentran con simpatizantes en grupos para la organización de actividades. De esta manera, cada uno tiene la posibilidad de dedicarse a un tema específico. En la página web uno se puede inscribir en misiones y estar fuerte en común.
Otras dos organizaciones importantes en Alemania son NABU y BUND. Éstas abogan como asociaciones oficiales por la humanidad y el medio ambiente. Realizan proyectos para la protección de la naturaleza, tienen sus propios institutos de investigación e informan a las administraciones y medios sobre temas importantes referente a la protección del medio y de la naturaleza.
La organización Robin Wood, en particular, ya busca la defensa de los bosques. Sus puntos esenciales son los temas del bosque, los trópicos, la energía y el tráfico. La labor y la política de la asociación la llevan los miembros honoríficos que se asocian en grupos regionales. Dos o tres veces al año se reúnen los representantes de las regiones. Deciden de un modo democrático sobre todas las campañas, estrategias y gastos.

5 Conclusión

En conclusión, como hemos observado, el cambio climático es un problema mundial que lleva consigo muchas catástrofes naturales que no se deben descuidar. Se puede decir que los hombres son el factor más grave del cambio climático son. La temperatura ha aumentado desde hace 100 años, sobre todo por el aumento de los gases de efecto invernadero. Las consecuencias observables son: los glaciares y el permafrost se derriten, los tiempos de vegetación se prolongan y hay cambios en la composición y extensión de los especies.
En Latinoamérica es evidente que el cambio climático tiene impactos graves, como por ejemplo en la industria, la agricultura y  la naturaleza, y eso es particularmente fatal para los países en desarrollo. Hay muchos posibilidades de luchar contra el cambio climático. No sólo los políticos tienen que actuar, sino también toda la gente. aHHHCon la ayuda de una asistencia en las organizaciones se puede dar una aportación pequeña para el cambio climático que podría ayudar a estos países en desarrollo. La cantidad de miembros sube, ya que solo con la ayuda de muchos se puede luchar contra las catástrofes y los problemas en la naturaleza. Claro que no es posible que todo el mundo reaccione, como por ejemplo los grupos de Greenpeace, pero también aportaciones pequeñas como donativos podrían ayudar.

6 Bibliografía

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[4] Schönwiese 2003: 338; Latif 2004: 220; Wefer/Berger 2010: 306
[5] Schönwiese 2003: 342; Latif 2004: 221
[6] Latif 2004: 222-223
[7] IPCC 2007: 749
[8] CONDE-ÁLVAREZ/SALDAÑA-ZORRILLA 2007: 23
[9] Conde-Álvarez/Saldaña-Zorrilla 2007: 23-24
[10] LIEBIG ET AL. 2008: 12
[11] CONDE-ÁLVAREZ/SALDAÑA-ZORRILLA 2007: 24
[12] MAGRIN ET AL. 2007: 24
[13] CONDE-ÁLVAREZ/SALDAÑA-ZORRILLA 2007: 26

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