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martes, 5 de junio de 2012

De bodas a la española

 La columna de Bilyana Stoykova


Siempre me he considerado como una persona abierta que sabe adaptarse en cualquier situación y contexto. Con el riesgo de sonar un poco “pija” admito que después de haber vivido en cinco países y con los cinco idiomas que domino nunca pensé que algo me sorprendería bastante cuando inicié mi viaje a España hace pocos días. El motivo del viaje era la boda de mi ex compañera de piso con la que había vivido varios meses durante mi estancia en Castellón como estudiante de intercambio.

A la mayoría de las personas les gusta ir de bodas y se lo pasan bastante bien. Yo no soy ninguna excepción. Sin embargo, esta vez, por la crisis global, la crisis económica personal, relacionada con mi presupuesto limitado de estudiante, y por la crisis en la que se encuentra España, no estaba tan emocionada cuando me puse a hacer los cálculos.

Primero, el regalo. Como suelo encontrar cosas buenas de rebaja, estaba tranquila que compraría algo con un toque personal y al mismo tiempo barato. Sin embargo, mi alegría fue breve ya que me informaron que en una boda española solo se debe dar dinero. La suma depende de la cena. Tienes que calcular cuánto cuesta el menú y das por lo menos cien euros para poder pagárselo. Luego es buena señal si “das un poco encima” para mostrar lo especial que es para ti la persona que se casa. Casi me mareé al pensar cómo me quedaría tras la “boda de oro” con la cantidad de dinero que ya había gastado solo en vuelos y sin pensar en el regalo. Sin embargo, los amigos valen la pena. Por consiguiente, hice lo que los otros españoles ya habían hecho siguiendo el dicho “Cuando a Roma fueres, haz lo que vieres”.


Acto segundo, ya estamos en el restaurante. Entran los camareros y todas las caras se giran hacia mí cuando recibo un plato muy diferente al plato de las otras 150 personas. “Y tú , ¿Qué comes? ¿Eres vegetariana? ¡Qué raro! ¿Siempre lo has sido? ¿No te gusta la carne? ¿No tienes anemia?” No consigo responder a todas las preguntas ya que las personas hablan a la vez y la música es muy alta pero sigo sonriendo. En Alemania nadie suele mirarme con boca abierta al darse cuenta de que no como “animales muertos”, como dijo una amiga.

Después de un rato, nada más sentarnos en la mesa, se oye “ ¡Que se besen! “. Una vez, dos veces, tres veces. No solo los novios se tienen que besar. También les toca a los padrinos, a los testigos, a los padres de él, a los padres de ella. Se grita mucho y también se dan golpes en la mesa con los puños animando a todos que se be


sen más. Me han sentado al lado de una chica simpática que me explica qué va a pasar a lo largo de esta noche. Le digo que pase lo que pase, a mí no me pueden exigir que sea como todos. Es mi primera boda española, soy un poco tímida y no voy a besar a nadie. La chica dice que me tranquilice y se va al baño. Justo empiezo a comer mis verduras cuando de repente me doy cuenta de que todo el mundo me está mirando y gritan cada vez más acompañados por los golpes en la mesa. Otra chica dice “Billy, te están llamando a ti “. Lo oigo también. Mi nombre y el nombre de otro chico soltero que está en la mesa en frente y por casualidad, es uno de los testigos. No quiero levantarme y siento como me estoy poniendo roja. Sin embargo,150 personas gritan más y más así que no me queda otro remedio. El chico, que por cierto , es muy guapo y lo conozco, se levanta, se acerca y nos damos un beso. Sin embargo, paso más vergüenza que alguien en esta sala se puede imaginar.

Toda la noche está llena de alegría, música y sorpresas. Me lo estoy pasando de maravilla. Incluso nos cruzamos el camino con el chico de la mesa en frente y empezamos a tener una conversación bastante interesante. Me dice “Tranquila, estos son un poco locos pero son buena gente. ¿Cómo son las bodas en tu país? ¿Nada que ver?”. Yo sonrío otra vez y me voy a por otra copa de licor sin alcohol. Son las seis de la mañana. Estoy un poco cansada pero muy emocionada y feliz. Tengo mucho que contar cuando regrese a la ciudad de Beethoven...



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