Se necesita un campo, algunos jugadores, una pelota, dos porterías
y, sobre todo, un árbitro.
El objetivo des fútbol es fácil de comprender; lograr el máximo
de goles en la portería contraria. Los futbolistas principiantes,
por consiguiente, intentan realizar ese objetivo tan simple de una
manera igual de sencilla. Se conoce el estilo de jugar al fútbol en
un parque: pases largos desde atrás, en la mayoría de los casos
hasta del último hombre, al de alante que se encuentra no pocas
veces, por no moverse y permanecer en el mismo sitio, directamente
enfrente de la porteria contraria. Ese niño tiene que, por culpa de
meter un gol de esta manera, sobrellevar insultos sobre su
corpulencia, y si es delgado, sufrir por su nuevo mote `plumero´.
Para que en el fútbol profesional no ocurran goles así de burdos y
para que no se abuse de meter goles de una manera rápida y facíl,
hay una cosa que detiene a esta estrategia.
Un partido de fútbol. Un defensor gana el balón. Elige la opción
de llevar la pelota alante con un pase largo. El objetivo del pase es
un delantero del mismo equpo que ya haya pasado la línea del medio
campo. Cerca de él se encuentran dos defensores del otro equipo.
Justo cuando el defensor, que quiere hacer el pase largo, toca el
balón con el pie y la pelota se eleva, el delantero compañero está
un medio paso más cerca de la portería de los contrincantes que los
defensas que están alrededor. La pelota toma dirección hacia el
delantero y durante el vuelo se oye un pito. La estrategia que
detiene jugadas fáciles. La que estropea muchos goles. Sobre la que
se discute en básicamente cada partido y también después. La regla
más complicada en el fútbol. La que más decide el resultado de un
partido. El misterio más grande del fútbol, sobre todo para las
mujeres.
El fuera de juego.
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